23 anécdotas de Phil Jackson sobre Michael Jordan que revelan su personalidad oculta

(Nota del editor: Este artículo fue publicado originalmente en abril de 2020)

Michael Jordan es quizás el deportista más admirado, seguido y amado de todos los tiempos.

Sus jugadas, sus triunfos, sus hazañas, sus derrotas con los Chicago Bulls han sobrepasado generaciones y son vistas una y otra vez.

Aunque el impacto mediático y los triunfos de Jordan son conocidos, su personalidad detrás de la arena, cuando las luces se apagaban, ha permanecido relativamente oculta.

¿Fue el líder perfecto? ¿Fue un maestro? ¿Sabía escuchar? ¿Aceptaba sus errores?

En su libro “Eleven Rings” (Once anillos, en español), Phil Jackson, en coautoría con Hugh Delehanty, describen una personalidad interesante y oculta de Michael Jordan, un reflejo de cómo eran en realidad, más allá de lo mediático.

Te presentamos 23 anécdotas escritas por Phil Jackson que reflejan cómo era Michael Jeffrey Jordan.

Las frases fueron tomadas de la versión en español de “Eleven Rings”.


1- “Está bien, gracias”

“Me dirigí a la sala de prensa, en la que Michael hablaba con los periodistas, y lo llevé a un aparte. Era la primera conversación de verdad que iba a mantener con Michael y me sentía un poco incómodo. Le expliqué que Doug (Collins) pensaba que debía saber lo que (Red) Holzman opinaba sobre el hecho de ser una estrella y repetí la famosa frase de Red (‘el verdadero sello de una estrella es el nivel hasta el cual mejora a sus compañeros de equipo’). Michael me observó unos segundos y, antes de retirarse, se limitó a decir: ‘Está bien, gracias’”. (pág. 89)

(Phil Jackson como entrenador asistente de Doug Collins en los Bulls en 1986)

2- Ignora al hijo de Phil

“Mientras fui entrenador asistente, solo en una ocasión sostuve una conversación personal con M.J., durante una comida para abonados en Chicago. Mi hijo Ben, que estaba en la escuela primaria, era un gran seguidor de Jordan. Tenía varias fotos de Michael en su habitación y había dicho a uno de sus profesores que su sueño en esta vida era conocer a su ídolo. El año anterior, cuando todavía vivíamos en Woodstock, había llevado a Ben a Boston al partido de los Bulls contra los Boston Celtics y, una vez terminado el encuentro, mi hijo había esperado mucho rato para conseguir un autógrafo de Michael. Cuando por fin salió del vestuario, M.J. pasó sin detenerse.

“Decidí que puesto que ahora trabajaba con los Bulls, llevaría a Ben a la comida para abonados y le presentaría a Michael. Una vez allí, comenté con M.J. lo mucho que Ben había esperado en el Boston Garden. Michael sonrió y se mostró muy simpático con Ben, pero me sentí incómodo por haber puesto al astro en esa situación”. (pág. 90)

3- Un líder poco accesible

“Lo que más me impresionó de Scottie fue su florecimiento paulatino como líder; no lo hizo imitando a Michael, sino enseñando a sus compañeros a jugar en el marco del sistema y mostrando siempre una buena actitud comprensiva cuando los demás tenían problemas. Fue decisivo porque Michael no era demasiado accesible y muchos jugadores se sentían intimidados con su presencia. Scottie era alguien con quien podían hablar, alguien que los cuidaba cuando salían a la cancha. Como dice Steve Kerr: ‘Scottie era el que nutría y Michael, el ejecutor’”. (pág. 91)

(En 1987, cuando Phil Jackson ya era el entrenador principal de los Bulls)

4- No era fan del ‘triángulo’

“Sabía que Michael no era muy fan del triángulo. Lo denominaba, irónicamente, ‘la ofensiva de la igualdad de oportunidades’, dirigida a una generación de jugadores que carecían de su capacidad creativa individual. Al mismo tiempo, también sabía que Michael anhelaba formar parte de un equipo más integrado y multidimensional de lo que eran los Bulls en aquel momento”. (pág. 99)

5- Cuando no sería el máximo anotador

“Le expliqué que quería poner en práctica el triángulo y, por consiguiente, probablemente no estaría en condiciones de ganar el título de máximo anotador.

“La reacción de Michael fue sorprendentemente pragmática. Su mayor preocupación radicaba en que no confiaba demasiado en sus compañeros, sobre todo Cartwright, que tenía dificultades para recibir pases, y en Horace, que no era tan hábil a la hora de pensar con los pies.

“—Lo importante es permitir que todos toquen el balón para que no se sientan espectadores. Un solo hombre no puede vencer a un buen equipo defensivo. Hay que hacer un esfuerzo grupal.

“—De acuerdo. Supongo que podré promediar treinta y dos puntos, lo que significa ocho puntos por cuarto —repuso Michael—. Nadie más lo hará”. (pág. 99)

6- Le dio dos partidos de vida para el ‘triángulo’

“Michael accedió a poner a prueba mi plan. Más adelante me enteré de que, poco después de mantener esa conversación, había dicho al reportero Sam Smith. ‘Le doy dos partidos’. Cuando comprendió que yo no estaba dispuesto a cejar en el empeño, Michael se encargó de aprender el sistema y de encontrar la manera de aprovecharlo a su favor, que era exactamente lo que yo pretendía que hiciera”. (pág. 100)

7- No soportaba la mediocridad

“Michael también exigía a sus compañeros de equipo el mismo nivel de rendimiento que esperaba de sí mismo. ‘Michael era un compañero de equipo exigente —reconoce Paxson—. Si estabas en la cancha, tenías que hacer tu trabajo y, además, hacerlo bien. No soportaba que alguien no se preocupase tanto como él’”. (pág. 101)

8- Su Majestad llora una derrota

“Michael estaba tan furioso que se echó a llorar en el fondo del autobús del equipo. Más adelante explicó: ‘En ese momento tomé la decisión de que jamás volvería a suceder algo así’”. (pág. 106)

(Después de perder las Finales de Conferencia ante los Detroit Pistons en la campaña 1989-1990).

9- Retado a vincularse con sus compañeros

“Michael adoraba los desafíos. Por lo tanto, lo reté a que imaginara una nueva forma de vincularse con sus compañeros de equipo. Esperaba que los compañeros rindiesen a su mismo nivel, pero en la liga solo había un puñado de jugadores capaces de estar a su altura. Lo alenté a que echara un vistazo a su papel en el equipo e intentara buscar maneras de servir de catalizador para que todos jugaran al unísono. No le ordené lo que tenía que hacer, sino que me limité a pedirle que pensara en el problema desde otra perspectiva. Lo trataba como a un igual y paulatinamente Michael comenzó a cambiar de manera de pensar”. (pág. 115)

10- Las discusiones con Phil

“De vez en cuando Michael y yo teníamos una discusión, habitualmente cuando criticaba una de sus jugadas dictadas por el ego. Sin embargo, nuestros roces jamás se convirtieron con disputas graves”. (pág. 115)

11- Se comparaba con Magic

“Nuestro siguiente adversario fue Los Angeles Lakers, una franquicia legendaria que la década anterior había dominado la NBA y que seguía siendo un equipo poderoso, encabezado por Magic Johnson y con jugadores de la talla de James Worthy, Sam Perkins, Byron Scott y Vlade Divac. Esa serie se convertiría en la prueba definitiva para Michael, que siempre se había comparado con Johnson. Magic no sólo tenía anillos (cinco) y los premios al Jugador Más Valioso (tres), sino impresionantes dotes de liderazgo. En su año como rookie se había incorporado a un equipo dominado por integrantes All-Star, incluido Kareem Abdul-Jabbar, y lo había conducido magistralmente hasta el campeonato. Michael estaba en su séptimo año de la NBA y todavía no había conquistado su primer anillo”. (pág. 127)

(En la Final de la NBA de la campaña 1990-1991 ante los Lakers)

12- En los Bulls le competían a Jordan

“De repente, la atención de los medios se volcó en nuestra dirección y todos los relacionados con los Bulls que no se apellidaban Jordan comenzaron a competir para conseguir más atención. Como sintetizó Michael: ‘El éxito vuelve a convertir el nosotros en yo’”. (pág. 130)

13- Pippen deja de ser un actor secundario

“Michael volvió de los Juegos Olímpicos hablando maravillas del rendimiento de Scottie. Antes del verano, Michael consideraba a Pippen el miembro más talentoso de su reparto de actores secundarios. Después de verlo jugar mejor que Magic Johnson, John Stockton, Clyde Drexler y varios futuros miembros del Hall of Fame en su participación en Barcelona 92, Michael se dio cuenta de que Scottie era el jugador más prolífico del que muchos consideran el mejor equipo de baloncesto que haya existido. A Michael no le quedó más remedio que reconocer que Scottie incluso lo había eclipsado en varios partidos”. (págs. 141-142)

14- No parecía humano

“Scottie era otra clase de líder. Se trataba de una persona más flexible que Michael. Escuchaba pacientemente a sus compañeros cuando se desahogaban e intentaba hacer algo para ayudarlos a resolver lo que les inquietaba. ‘Supongo que gravitábamos hacia Scottie porque se parecía más a nosotros —comenta Steve Kerr—. Michael tenía una presencia tan dominante que, en ocasiones, no parecía humano. Daba la impresión de que nada le afectada’”. (pág. 143)

15- Un puro ante la presión

“Cuando regresamos a Chicago, los Suns ya se habían recuperado ganaron dos de los tres siguientes, incluido el maratón de tres prórrogas en el quinto partido. Michael ni se inmutó. Cuando embarcamos rumbo al sexto partido, apareció fumando un puro enorme y dijo: ‘Hola, campeones del mundo. Vayamos a Phoenix y demostremos lo que valemos’”. (pág. 151)

(El juego contra Suns, de Charles Barkley, fue en las Finales de la NBA en la campaña 1992-1993)

16- Indirectas para dejar la NBA

“Desde hacía tiempo suponía que Michael quería dejar el baloncesto, así como las presiones que conllevaba, y dedicarse a otra cosa. Hacia varios meses que lanzaba indirectas acerca de que tal vez le interesaría pasarse al beisbol profesional e incluso había pedido a Tim Grover, su preparador físico, que diseñara una tabla de ejercicios orientada hacia dicho deporte. No me sorprendí cuando aquel verano Michael se reunió con Jerry Reinsdorf y le comunicó que quería dejar los Bulls y jugar en el otro club de Jerry, los White Sox. Jerry respondió que, antes de darle una respuesta, tenía que hablarlo conmigo”. (pág. 154)

17- Nada dura eternamente

“No me interesaba tratar de convencer a Michael de que abandonara su sueño, pero quería cerciorarme de que había analizado su decisión desde todos los ángulos posibles. Le hablé como amigo más que como entrenador y en ningún momento incorporé mis intereses personales a la cuestión. En primer lugar, apelé a su sentido de una llamada superior. Dije que Dios le había dado un talento extraordinario con el que hacía felices a millones de personas y que no me parecía correcto que se fuera. Michael tuvo una respuesta para ese comentario: ‘Por algún motivo, Dios me aconseja que siga mi camino y debo hacerlo. La gente tiene que aprender que nada dura eternamente’”. (pág. 154)

18- Los Bulls tienen un uniforme extra

“Una mañana a principios de marzo, Michael Jordan se presentó en mi despacho del Berto Center. Acababa de abandonar el entrenamiento de primavera y había regresado, tras rechazar la oferta de los White Sox de convertirse en un jugador de reemplazo durante la huelga patronal en la inminente temporada de la liga profesional de béisbol. Michael comentó que estaba pensando en regresar al baloncesto y me preguntó si al día siguiente podría presentarse en el entrenamiento y trabajar con el equipo. ‘Bueno, creo que tenemos algún uniforme que probablemente te cabrá’, repliqué”. (pág. 168)

19- Un nuevo Michael

“Si alguien tuvo dudas sobre su capacidad durante su segunda época con el equipo, Michael las despejó seis días después, cuando marcó 55 puntos contra los New York Knicks en el Madison Square Garden, el máximo total de puntos anotados por un jugador aquel año. Sin embargo, después del partido Michael se presentó en mi despacho y manifestó algunas reservas. ‘Tienes que decir a los jugadores que no pueden esperar que haga cada noche lo mismo que en Nueva York —aseguró—. Quiero que en el próximo partido salgan y se muevan… que jueguen como un equipo’. Me encontraba entre un nuevo Michael. En el pasado se habría regodeado de la victoria ante los Knicks… y probablemente habría intentado repetir al día siguiente, pero había regresado de su año sabático con otra perspectiva. Ya no le interesaba jugar en solitario”. (pág. 169)

20- Al estilo monje zen

“Dije al equipo que aquella podía ser nuestra ultima temporada juntos, por lo que teníamos que convertirla en algo especial. Michael compartió mi punto de vista. Cuando la prensa le preguntó cuál pensaba que podía ser el impacto de tantos ultimatums anuales, respondió con unas palabras dignas de monje zen: ‘Creo que lo que intentaremos mostrar es que, de momento, jugaremos… Saldremos a la duela y jugaremos cada partido como si fuera el último’”. (pág. 195)

(Antes de la campaña 1996-1997)

21- Un coche para Scottie… y el trofeo para MJ

“Habíamos realizado un recorrido tormentoso y plagado de lesiones, suspensiones y otros contratiempos. De todos modos, la exquisita armonía y la resiliencia del equipo durante los últimos minutos del encuentro consiguieron que todo valiera la pena. Posteriormente, Michael, que había marcado 39 puntos y fue nombrado el Jugador Más Valioso de las finales dijo que quería compartir con Scottie. ‘Me quedaré el trofeo y daré el coche a Scottie —declaró—. Se lo merece tanto como yo’”. (pág. 207)

(Después de la victoria en las Finales ante el Utah Jazz en la campaña 1996-1997)

22- Felino que estudia su presa

“Michael, que a menudo tenía un percepción sobrenatural de lo que ocurría en la pista, subió la pelota y evaluó la situación. Kerr y Kukoc estaban en la duela, por lo que los de Utah no podían correr el riesgo de asignarle doble defensa. De esa forma, Russell estaba solo para defender a Michael mientras este, como un felino que estudia su presa, aguardaba tranquilamente el paso de los segundos. Russell intentó apoderarse del balón y Michael amagó con lanzar a canasta, dio un ligero empujón a Bryon, frenó en seco y lo hizo caer al suelo. Lentamente, con toda la tranquilidad del mundo, Michael se cuadró y encestó un tiro fantástico con el que ganamos el partido”. (pág. 224)

(Sobre el tiro ganador de las Finales de 1997-1998)

23- Nada habría ocurrido sin MJ

“Concluidas las celebraciones, Michael invitó a los componentes del equipo y a sus invitados a una fiesta en uno de los sus restaurantes de Chicago. Terminada la comida, el equipo se retiró a fumar cigarros y a recordar viejos tiempos con los Bulls. Las anécdotas fueron de lo mundano a lo profano. A continuación, cada uno brindó por un integrante del equipo (…) Scottie fue el último en tomar la palabra y brindó por Michael, el compañero con quien compartía el liderazgo. Declaró: ‘Nada de esto habría ocurrido sin ti’”. (pág. 225)

(Después de ser campeones en la temporada 1997-1998 tras vencer al Jazz)

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