Aficionados al fútbol se alejan de un Mundial en Qatar que no los hace soñar
El Mundial de Qatar es único en varios aspectos, pero uno que la FIFA vería con desagrado es que los aficionados de todo el mundo están optando por dejar de asistir a un torneo que, según algunos hinchas, “no los hace soñar”.
Son muchos los factores que intervienen, que por separado podrían haber sido disuasorios, pero juntos, han hecho que los aficionados que habitualmente siguen a sus equipos con el gasto enorme que implica, decidan no asistir a este torneo.
El cambio de los meses habituales de junio/julio que coincide con las vacaciones en el verano boreal, al invierno debido a las altas temperaturas y su cierre sólo una semana antes de Navidad, han tenido un impacto significativo.
Los estrictos requisitos de entrada, los elevados precios del alojamiento y la preocupación por el historial de derechos humanos y de la comunidad LGBTQ+ de Qatar también han mermado el entusiasmo por el torneo que se celebrará del 20 de noviembre al 18 de diciembre.
Las restricciones en el consumo de alcohol y el elevado costo de las bebidas, el hecho de que muchos hoteles de Doha no proyecten los partidos debido a los costos de las licencias, y la falta de alternativas de entretenimiento en una ciudad que nunca se preparó para los turistas, también han convencido a los aficionados de que se divertirán más viendo el Mundial en casa.
Gales juega su primera Copa del Mundo desde 1958, pero Paul Corkrey, de la Asociación de Aficionados al Fútbol de Cymru, dijo que la respuesta en su país ha sido discreta, sobre todo por el lugar y la época del año.
“Esperaría que 3.000 aficionados viajaran realmente desde Gales, aunque también habrá expatriados de la región”, declaró.
Qatar, donde los extranjeros constituyen la mayoría de sus 2,9 millones de habitantes, ha sido objeto de un severo escrutinio por el trato que da a los trabajadores inmigrantes.
“Qatar no tiene los mejores esfuerzos en materia de derechos humanos para cosas que creo que son importantes”, dijo a Reuters Matthew Moulden, del grupo estadounidense de aficionados al fútbol American Outlaws. “No sé si querría apoyar eso”, añadió Moulden, que no va a viajar al torneo.
A muchos aficionados les sorprendió la elección como anfitrión de Qatar, un país rico en energía que carece de una tradición futbolística y tiene un clima que obligó a un cambio fundamental en el calendario del deporte con la interrupción de las ligas nacionales.
“Hay gente que no va a ir porque Qatar no es un país de fútbol”, dijo Anne Costes, vicepresidenta de los Irresistibles Franceses, el principal grupo de seguidores de la selección francesa. “Doha no da necesariamente ganas de ir. No atrae. No hace soñar a los aficionados”.
A pesar de todas las preocupaciones, Qatar sigue esperando una cifra sin precedentes de 1,2 millones de visitantes durante el torneo, lo que representa más de un tercio de la población del estado árabe.
Los hinchas argentinos puede que tengan preocupaciones, pero para muchos se ven superadas por la perspectiva de presenciar la última oportunidad de Lionel Messi de ganar el máximo galardón del deporte.
“Conozco a mucha gente que ha renunciado a asistir, sobre todo por los costos de alojamiento”, dijo a Reuters Karina Medina, miembro del grupo “Hinchas Argentinos”.
“Pero mucha gente irá, pase lo que pase, por Messi”.
(Reporte adicional de Amy Tennery, Pete Hall, Andrew Mills, Julien Pretot, Ramiro Scandolo, Janina Nuño Ríos, Mark Gleeson, Manasi Pathak, Mitch Phillips, editado en español por Daniela Desantis)