BASQUET – Los Celtics nunca la tuvieron tan fácil para llegar a las Finales de NBA

El Heat sin Jimmy Butler, Cavaliers sin Donovan Mitchell y ahora… ¿Pacers? Cualquier otra cosa que no sea un lugar en la definición será un fracaso

No recuerdo, en la historia posmoderna de playoffs, un camino más fácil que el que tuvo -y tiene- Boston Celtics en esta temporada. Así como en otras oportunidades tuvo que correr a máxima velocidad para alcanzar las Finales de Conferencia, esta vez llegó al trote. Y el rival que le tocó por un lugar en la definición de campeonato es, a priori, inferior en todo: talento, capacidad defensiva y experiencia.

En la balanza de la equidad deportiva, tenemos que hacer una salvedad: Rick Carlisle tiene muchas más horas de vuelo que Joe Mazzulla.

Dicho esto, Boston debe haber sonreído el domingo por la noche. Pensar una potencial final de campeonato sin Nikola Jokic es muy distinto a tenerlo enfrente. De todos modos, no estamos analizando un escenario futuro, porque en la definición las cosas serían muy distintas toque quien toque. Esto explica lo turbulento que ha sido el Oeste y, en contrapartida, lo calmo al extremo que ha sido el Este.

Las cosas hay que decirlas antes y deben quedar escritas: de no surgir inconvenientes de último momento, ya sea lesiones o imponderables no previstos, Boston llegará a velocidad crucero a las Finales NBA.

¿La razón? Sencilla, por cierto: son mejores. Y punto.

Boston ha sido tan superior a sus rivales en su trayecto de Playoffs que ha jugado sin su tercera espada en gran parte de la postemporada. Kristaps Porzingis arrastra una lesión en la pantorrilla derecha, se perdió el quinto partido ante el Heat, no estuvo en toda la serie ante los Cavaliers y se ausentará -al menos los dos primeros juegos- en la eliminatoria ante los Pacers.

Esta es la situación real: los Celtics pueden llegar a una definición de campeonato con más días de descanso que el resto y dándose el lujo de no contar con un pilar clave de su estructura. Y lo pueden hacer porque, palabras más, palabras menos, no han enfrentado a ningún rival significativo aún. Miami sin Jimmy Butler, Cleveland en partidos decisivos sin Donovan Mitchell, y ahora Indiana, un equipo en ascenso pero que nadie daba en Finales de Conferencia antes de empezar. Uno sospecha que si los Knicks hubiesen estado sanos, ese puesto sería para ellos. Y ahí la cosa hubiese sido muy distinta.

Pero en materia de supuestos podemos decir muchas cosas, y será en vano. Porque la historia la escriben los que ganan y los Pacers hicieron lo que tenían que hacer para meterse en la discusión.

Del otro lado del cuadro, el asunto es muy distinto. Los Mavericks eliminaron al Thunder en una serie a puro físico y los Timberwolves hicieron lo propio con los campeones reinantes. ¿Cuánto tuvieron que transpirar estos equipos en comparación a los Celtics en las últimas semanas? ¿Cuánto puede ser ahora? ¿Es lo mismo enfrentar, por ejemplo, a los Mavericks o los Timberwolves que medirse ante los Pacers? No es personal, pero es evidente que hay rutas más despejadas que otras.

Esto, por supuesto, no es una crítica a los Celtics. Ellos enfrentan al rival que toca y quizás sea merecido por haber sido, por mucha diferencia, el mejor equipo de la serie regular. Pero las cosas son como son: nunca un equipo la tuvo tan sencilla para arribar a una definición de campeonato.

Jayson Tatum, Jaylen Brown y Al Horford buscarán escribir su propio guion de redención. Ni ayer ni mañana: es hoy. Será, lo que se dice, una serie de ataque entre las dos mejores eficiencias ofensivas de la NBA. Eso sí: los Celtics lastiman con los tiros a distancia y los Pacers con el juego en la pintura (aquí, quizás, Porzingis sea en algún momento de la eliminatoria factor por presencia o ausencia).

Los Celtics, que ganaron 3-2 en enfrentamientos entre sí esta temporada (Pascal Siakam jugó solo 1 de 5 en esos juegos), son un equipo de titulares, contra un roster de Indiana profundo que acostumbra a darle libertad y protagonismo a su segunda unidad.

A partir de este martes empezaremos a tener respuestas. Cuando el camino está tan allanado, tan sencillo, tan desprovisto de obstáculos, cualquier desvío en la consigna será un fracaso estrepitoso. Diseñados para ganar, los Celtics no pueden fallar en su ruta a las Finales.

Acostumbrados a considerar los grises, esta vez, para la franquicia verde, lo que viene es blanco o negro.

Sin explicaciones, sin atajos, sin excusas, es tiempo de avanzar.

Segundos afuera.

Que comience el juego.

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