Calma y templanza, atributos para confiar en la Selección Argentina

La Selección Argentina jugará el próximo domingo ante Francia el partido que soñó desde que inició el proceso hace cuatro años con vistas al Mundial de Qatar 2022. Más allá de que en una final del Mundo puede pasar cualquier cosa, aún más en el fútbol, este equipo irradia una calma y templanza que transforma incertidumbres en certezas: hay con qué creer y confiar. 

Luego de la angustiante y tensionante fase de grupos, donde la piña ante Arabia Saudita obligó a jugar como finales los choques ante México y Polonia, el seleccionado argentino sacó de adentro aquello que lo había caracterizado: una personalidad avasallante ante la adversidad. Cuando la pelota quema, los intérpretes para hacerse cargo de la situación, sobran. 

Pero hay otros atributos, entre los tantos que componen al seleccionado de Scaloni, que salieron a la luz durante esta competencia y que ya forman parte de su ADN. En algunos lapsos de los partidos definitorios frente a Australia, Países Bajos y Croacia, aún más en el último, el equipo parecía no encontrar la manera de adueñarse de la pelota y del juego. Pero aquella sensación, que pudo haber generado nerviosismo en algunos hinchas, fue rápidamente enterrada porque coincidió con la llegada de los goles. 

Para llegar a los goles, sin embargo, Argentina tuvo calma, aún en esos momentos en los que no se mostraba lo mejor. Si hay algo que parecen dejar en claro los jugadores que elige Lionel Scaloni es la calma para afrontar los momentos claves de cada encuentro. Si la posesión de la pelota durante varios minutos pertenece al rival, lejos de desesperarse Argentina sabe sufrir y esperar. Los primeros minutos ante Croacia son una prueba: al no contar con la pelota, elemento primario para ver qué hacer en el partido, el seleccionado tapó las bondades futbolísticas del rival, le agarró la mano a Luka Modric y lanzó su primer golpe a través del penal de Lionel Messi. 

En el instante en el que parece no encontrar un rumbo, Argentina puede estar tejiendo su mejor estrategia. Y cuando lastima, lo hace en el marcador. No avisa. Como si los jugadores mismos supieran que su momento va a llegar y que lo van a exprimir al máximo, con una jerarquía que permite hacer las cosas más simples. Pero para llegar a un estadío semejante hizo falta trabajo, otro de los ítems que deja evidenciado en cada partido cuando hay que saber defender. 

Si la calma se convirtió en un aliado, la templanza de Scaloni en cualquier rueda de prensa o incluso durante los partidos no hace más que influir positivamente en la cancha. Su moderación en los micrófonos y en cada cambio táctico que introduce se ven reflejados en la actitud de los jugadores. Hasta jugadores como Enzo Fernández y Julián Álvarez dan una sensación de experiencia absoluta, aún sin tenerla en una Copa del Mundo. La versión de este Scaloni se contrapone con la del Scaloni Rusia 2018, cuando era uno de los ayudantes de Jorge Sampaoli y sus festejos y gestos efusivos de aquella etapa distan del actual, quien se erige como un verdadero líder. 

Desde ahí se construye Argentina. Desde el ejemplo de su entrenador, con la actitud de cada uno del que entra a la cancha. Cambiando la táctica de un partido a otro, el equipo no sufre modificaciones de las cuestiones más básicas pero imprescindibles. El domingo, contra los campeones defensores, Argentina tiene en sus capacidades algo para creer y confiar. Y como dijo el capitán en el momento más difícil: no nos van a dejar tirados. 

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