Con pequeños ajustes y una enorme resiliencia, el Miami Heat lo hizo de nuevo

Miami Heat lo hizo de nuevo. Como contra los Milwaukee Bucks en primera ronda, contra New York Knicks en segunda y contra los Boston Celtics en tercera.

Resiliencia. Esa es la palabra que define a esta jauría de perros de presa que no dan nada por perdido. Que luchan cada balón como el último. Que emergen del infierno de los partidos para ponerse espalda con espalda para combatir la adversidad que toque.

Aún no escuché la campana.

Si la NBA tuviese un ‘equipo del pueblo’, ese sería el Heat de Erik Spoelstra. Levantarse, quitarse el polvillo y seguir. Suena sencillo, pero no hay nada más difícil de sostener que esa mente colmena que se une para emerger del infierno en cada oportunidad que toque. Porque el domingo por la noche, en el Juego 2, el Heat llegó a estar 15 puntos abajo en el marcador y se recuperó para ganar el partido.

Lo más impresionante es que todos, absolutamente todos, pensamos que algo así podía pasar. ¿Cuándo vimos a Jimmy Butler y compañía tirar la toalla antes de tiempo? Jamás. Los números fríos dicen que fue la séptima vez que Miami se recuperó de una diferencia de doble dígito en esta postemporada, el máximo para un equipo en un mismo curso de playoffs en los últimos 25 años.

Bienvenidos entonces a la confirmación de que un equipo especial está entre nosotros.

Así como dijimos que los Nuggets no son solo Nikola Jokic, queda claro que el Heat no es solo Butler. Lejos está de serlo: aparecen y desaparecen héroes anónimos con la velocidad de un chasquido de dedos. Spoelstra ha usado las cartas que le tocaron con sabiduría, disciplina y esfuerzo. No se trata de saber o decir qué hacer sino de lograr que los jugadores traduzcan la estrategia y táctica en ejecución fluida.

Como cambio más evidente, el Heat modificó su acercamiento a Jokic. En vez de doblarlo de manera recurrente -algo que permitió que observemos su genialidad, sobre todo para pasar el balón-, lo defendieron sin tanta ayuda para que gane los puntos en el uno contra uno. Claro, el serbio finalizó con 41 puntos, pero tuvo solo cuatro asistencias y el ecosistema de Denver se vio afectado.

Un dato de ESPN Stats & Information: los Nuggets están 0-3 cuando Jokic hace 40 o más puntos en playoffs y 13-1 cuando anota menos de 40. El hecho de devolver a Kevin Love a la rotación, un veterano inteligente que sabe defender muy bien, le dio aire a Miami y soluciones en el juego sin balón. El equipo creció en tamaño y eso molestó a todos. Sobre todo, al crack serbio

.

En ataque, la situación para el Heat es tan simple como esto: meterla de afuera para ganar. Y para eso, necesitan ser agresivos para atacar la llave, romper y descargar, pasarse el balón y convertir los tiros abiertos. Cambiaron esa ejecución para bien y pasaron de un 13-39 (33%) en el Juego 1 desde detrás del arco a un 17-35 (49%) en el segundo. La movilidad es todo: tuvieron 15-25 en triples provenientes de pases.

“Estas son las Finales de NBA. Estamos hablando de esfuerzo y eso me tiene muy preocupado”, dijo Mike Malone, coach de Nuggets, en conferencia de prensa. “Nuestra defensa tiene que ser muy superior. Ya van dos últimos cuartos, el del Juego 1 y el del 2. En ese lapso nuestro trabajo sin pelota no existió”.

Son las sextas Finales que dirige Spoelstra. Cada partido es una historia distinta, pero el coach de Miami sabe cómo espiar por la cerradura para encontrar pequeñas ventajas que equipar en fuerzas.

Repetimos lo que dijimos el primer día: los Nuggets son claros favoritos en esta serie. El Heat, sin embargo, está dispuesto a probar que otro imposible puede concretarse.

¿Estaremos finalmente en presencia de un milagro deportivo que empezó hace dos meses en el play-in? Tiempo al tiempo.

Bienvenidos, ahora sí, a las Finales de la NBA.

Lo estábamos esperando.

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