Derrick White y los eternos 3 segundos para Boston Celtics

Tres segundos. 3. ¿Qué puede pasar en tres segundos? De todo. Y en básquetbol, aún más. Tres segundos fue el tiempo que marcaba el cronómetro en la histórica final de los Juegos Olímpicos de 1972 entre la Unión Soviética y Estados Unidos antes de la última y polémica jugada que les dio el título a los soviéticos y describió minuciosamente Osvaldo Orcasitas para El Gráfico. Solo tres segundos es el título de la novela de Paula Bombara que narra la historia de un accidente y sus protagonistas a partir de un testimonio que la escritora vio por televisión. Tres segundos, dicen, es el tiempo límite para atrapar a la audiencia y hacer que siga consumiendo el contenido que uno genera en esta era del vértigo absoluto. Pero si llegaron hasta acá ya habrán cruzado esa barrera y podremos revisar qué pasó entre los 3 segundos que indicaba el reloj desde la falta de Al Horford a Jimmy Butler hasta que Derrick White le dio la victoria a Boston Celtics sobre Miami Heat sobre la bocina del cierre del sexto partido de las Finales de la Conferencia Este de la NBA.

Butler se hizo cargo de la pelota para lo que podría haber sido la última jugada del partido. Atacó con dribbling hacia su derecha, se frenó y saltó para lanzar desde la esquina. Horford le cometió falta. Josh Tiven marcó la infracción indicando que el intento era de dos puntos. Tras un par de minutos de revisión, los árbitros corrigieron el falló y marcaron que Butler estaba tirando un triple, entonces le correspondían tres lanzamientos libres. También modificaron el tiempo restante en el cronómetro: de 2.1 segundos a 3.

Butler, héroe del Heat en estos playoffs, respiraba profundo. Jayson Tatum no podía entender cómo parecía escapárseles a los Celtics un partido que tenían prácticamente ganado. Horford masticaba bronca. Los fanáticos de Miami pedían calma en el tenso ambiente del Kaseya Center. Joe Mazzulla comenzaba a trazar en su pizarra la última acción ofensiva de sus Celtics sin todavía saber qué pasaría con los tiros libres. Jimmy convirtió el primero para acercarse, el segundo para igualar, mientras una hincha tapaba su rostro con las dos manos porque no soportaba los nervios de la situación, y el tercero para poner a su equipo al frente 103-102. Ya sabemos: quedaban 3 segundos. ¿Poco tiempo? No, muchísimo.

El estadio era una caldera en ebullición. Tiempo muerto solicitado por los Celtics: mientras Mazzulla les comunicaba a sus jugadores lo que había diagramado, Butler les pedía a sus compañeros una defensa más, solo una y estarían en las Finales de la NBA en las que espera pacientemente Denver Nuggets.

Los comentaristas desarrollaban el análisis en cada transmisión del mundo. Desde el intercambio de conceptos de Stan Van Gundy y Reggie Miller en el estadio a la emocionante narración de Ernesto Jeréz y Fabricio Oberto por ESPN para toda América Latina.

Las miradas se centraban en Tatum y Jaylen Brown, los posibles receptores de la pelota para el tiro del final. White era el encargado de reponer desde el lateral. Contra los pronósticos, recibió Marcus Smart y tomó un tiro de tres puntos. La pelota bailó con el aro y no entró. Nadie del Heat tuvo en cuenta a White, que corrió desde afuera de la cancha en dirección hacia el canasto, saltó, tomó el rebote y soltó la pelota cuando restaban 2 décimas de segundo.

El público pasó de festejar el fallo de Smart a quedar incrédulo por lo que siguió. Los jugadores del Heat amagaban con celebrar porque desconocían si el lanzamiento de White había sido a tiempo. Los de los Celtics también dudaban, excepto el protagonista de la noche, que estaba seguro de lo que había hecho. Derrick lo sabía. Con su cara de estar siempre recién levantado de la siesta, había sido el más despierto.

El tiro fue a tiempo. No hizo falta mucha revisión. La imagen era contundente. Resultado final: 104-103. White, con el doble agónico tras su único rebote ofensivo del encuentro, había determinado que la serie volvería a Boston para un séptimo partido. Esa conversión de White fue el único acierto de campo de los Celtics en los últimos 4:55 de juego y también la única canasta de segunda opción en toda la segunda mitad.

Según indica Basketball-Reference, White es el segundo jugador en la historia de la NBA en convertir un tiro ganador sobre la bocina en un partido en el que podía quedar eliminado. ¿El anterior? Michael Jordan en 1989 contra Cleveland Cavaliers.

White llevó la serie al Juego 7, que se disputará el lunes, luego de una desventaja de 3-0. Solo tres equipos habían conseguido igualar una serie en esa condición. Ninguno en 150 antecedentes logró ganar cuatro partidos seguidos tras un inicio de tres derrotas. ¿Podrán los Celtics ser los primeros?

Desde la falta de Horford a Butler hasta la conversión de White que definió el partido transcurrieron 3 segundos en el cronómetro de juego, pero 5 minutos y 40 segundos de tiempo real. ¿Vieron todo lo que puede pasar en tres segundos? De todo.

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