Entre Ríos: el barrio de Lisandro Martínez es una fiesta

En Entre Ríos no durmió nadie. Hasta altas horas de la noche se escuchó a lo largo y ancho de la provincia un anticipo del desahogo que llegaría a las 15 del domingo 18 de diciembre de 2022: Argentina obtuvo su tercera Copa del Mundo, luego de 36 años, y es todo alegría. Fiestas, bailes, asados, todos con el común denominador de los nervios previos a lo que fue un partido histórico, para el infarto, al que no le faltó nada. Un grito de desahogo que se hizo esperar más de tres décadas.

Cientos de personas se congregaron en los principales centros populares de la provincia. En Plaza 1° de Mayo de Paraná miles de personas se reunieron para corear el “muchaaaaaachos, ahora me volví a ilusionar”. Caravanas interminables de autos vestidos de celeste y blanco recorrieron las calles. Bocinazos y bombos interrumpieron, excepcionalmente, el silencio que suele reinar en la sagrada siesta de la capital. Las escalinatas de la Catedral se vieron copadas de niños y adultos, de grupos de amigos y de familias completas.

Lo mismo sucedió en Plaza 25 de Mayo de Concordia y en la Costanera de Gualeguaychú. En Gualeguay, tierra de Lisandro Martínez, el crédito entrerriano de la Scaloneta, la fiesta parece eterna. Una pantalla gigante, especialmente dispuesta para la ocasión, sirvió como punto de encuentro para que los amigos, vecinos y conocidos de Licha festejen lo que será la tercera estrella bordada en la celeste y blanca. Sus clubes de la infancia, los que lo vieron crecer bajo la dirección técnica de su propia madre, celebraron como un hijo pródigo levantará el máximo trofeo. Como lo hizo Jorge Burruchaga, también gualeyo, en 1986.

Cabe destacar que no sólo el defensor del Manchester United representó a la provincia. También estuvo en el banco Fabián “Ratón” Ayala, un caudillo de la defensa albiceleste que nunca pudo celebrar hasta que Lionel Scaloni lo llamó para formar parte de su staff. Un grupo silencioso de colaboradores, mucha veces criticado, que cosecha con un campeonato mundial lo que sembró durante cuatro años. Supo hacer de un seleccionado un grupo, de un combinado de futbolistas que, ocasionalmente, se reunían, un auténtico equipo. Hermanos adentro y afuera de la cancha.

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