Kevin Durant y un debut feliz en Phoenix Suns

Llegó serio, concentrado. Todo vestido de negro, con un gorro de lana por las bajas temperaturas de Charlotte, atravesó el pasillo rumbo al vestuario visitante del Spectrum Center, la casa de los Hornets. Ni la cara sobre fondo amarillo de la estampa de su camisa esbozaba una sonrisa. Kevin Durant estaba enfocado en su debut en Phoenix Suns.

Un hincha que había viajado desde Phoenix, más fanático del flaco espigado que estaba por estrenarse que del conjunto de su ciudad, lo esperaba para saludarlo antes del juego con las camisetas de todos los equipos en los que KD había jugado. No le importaba en absoluto esa tendencia del anotador serial de cambiar de colores cuando el viento comenzaba a soplar en contra.

El primer objetivo para Durant era acoplarse al estilo de juego de los Suns, entender que aquí no sería la primera referencia ofensiva y, al mismo tiempo, aportar lo que mejor sabe hacer: anotar, anotar y anotar. Sus primeros puntos llegaron rápido: recibió un pase de Chris Paul, atacó el aro y definió en bandeja con mano izquierda cuando no habían transcurrido ni 2 minutos de juego. ‘Easy Money’, tal como se hace llamar KD.

De esa manera, Durant comenzaba a achicar la diferencia que lo separa de Oscar Robertson, que ocupa el decimotercer lugar de la lista de mayor cantidad de puntos en la historia de la NBA. Antes del juego, la brecha era de 27 y después, con los 23 que convirtió, quedó en solamente 4.

El repertorio de KD tras aquella primera conversión apuntó hacia sus clásicos: triples y, sobre todo, lanzamientos de media distancia, desde donde hizo el mayor daño con 6 aciertos en 9 intentos. Durant no tuvo inconvenientes contra ninguno de los 7 defensores contras los que lanzó: les convirtió a todos: Gordon Hayward, Bryce McGowens, Kelly Oubre Jr., Nick Richards, Dennis Smith Jr., Mark Williams y Kai Jones.

A Durant se lo vio cómodo en la estructura de los Suns, que tiene a Devin Booker como principal vía de ataque (fue el máximo anotador con 37 puntos), pero que tiene en Paul a un base exquisito que sabe cómo y cuándo darle juego a cada una de sus estrellas. Una asistencia para Booker, otra para Deandre Ayton, una habilitación a Durant y todos felices.

Si se pudiera marcar algo negativo del estreno de KD con Phoenix, es que la eficiencia ofensiva del equipo bajó cuando compartieron cancha él y Booker. Con uno u otro descansando a los Suns les fue mejor que con ambos en juego.

Más allá de este detalle, Durant produjo buenos números sin una alta exigencia de minutos. Ideal para un jugador que venía de un esguince en la rodilla derecha el 8 de enero y que ya con 34 años y un historial de lesiones a cuestas necesita de una sabia administración de sus tiempo en cancha.

De los cuatro estrenos de Durant en equipos de la NBA, este fue el segundo mejor en cuanto a puntos, solo superado por los 27 que convirtió en su primer partido con Golden State Warriors en 2016, aunque aquella noche sufrió una dura derrota por 29 frente a San Antonio Spurs. También perdió en su primer partido en la NBA, en el que anotó 18 puntos para Seattle SuperSonics contra Denver Nuggets. En cambio, la única victoria en un debut antes de la de anoche fue con Brooklyn Nets ante los Warriors, cuando convirtió 22 puntos.

Los 23 puntos de Durant en su estreno en los Suns aparecen en la novena ubicación de la lista de los jugadores que más anotaron en su primer partido con Phoenix. Nada maravilloso, pero solo él y Isaiah Thomas, de los 16 que consiguieron más de 20 puntos en esa situación, lo hicieron en menos de 30 minutos.

La victoria como visitante por 105-91 y el buen rendimiento tanto individual como colectivo le permitieron a Durant relajarse y mostrar una sonrisa. Abrazos con todos sus compañeros, especialmente con Booker, y final feliz para la primera página de la historia de KD con los Suns.

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