La historia de Marcos Acuña: de ser rechazado a jugar el Mundial

Marcos Javier “El Huevo” Acuña es una de las fijas de la Selección Argentina de fútbol camino al Mundial de Qatar 2022. El lateral izquierdo o mediocampista de Sevilla de España convenció siempre al entrenador Lionel Scaloni y luchará mano a mano con Nicolás Tagliafico por un puesto como titular. La historia y el origen humilde de este jugador de 31 años oriundo de Zapala, Neuquén, es digna de destacar. Nacido el 28 de octubre de 1991, apareció con suceso en Ferro en el Ascenso, luego se consagró en la Primera División en Racing, pasó por Sporting Lisboa de Portugal y recaló en el elenco andaluz.

Luego de una Copa del Mundo de Rusia 2018 sin demasiada participación bajo el mando de Jorge Sampaoli, irá por la revancha con La Scaloneta en la máxima cita, a desarrollarse en la capital Doha entre el próximo 20 de noviembre y el 18 de diciembre. 

La historia de Marcos Acuña, de la Selección Argentina: el origen humilde y la llegada a la elite

El futbolista de 1.72 m. y 70 kilos comenzó a jugar en el Club Don Bosco de dicha ciudad del sur nacional, que tiene alrededor de 400.000 habitantes. Su buen desempeño lo llevó a ser observado por diferentes captadores de talentos de los equipos de Buenos Aires: a los 13 no pasó las pruebas en Boca ni en San Lorenzo y a los 16 se marchó sin éxito de River, Argentinos y Tigre. Fue Ferro el que lo cobijó y le dio el lugar.

Acerca de aquellos intentos fallidos por empezar de una vez en el fútbol, el protagonista rememoró: “En Quilmes pasé la prueba, pero me habían dicho que no había pensión. Después vine a River, Boca, San Lorenzo, Argentinos, Tigre…”. Además, recalcó que en esa época “era muy difícil quedar porque en cada prueba había más de 50 chicos” y reconoció: “No lloraba, pero me enojaba. Pensaba: ´Vengo de tan lejos y casi no me miran…´”.

“Se nos hacía muy difícil venir a Buenos Aires. En Ferro me probé una semana, me dijeron que sí y ahí arranqué”, detalló. También explicó que “al principio alquilaba una piecita en Floresta” y amplió: “No estaba mal, pero estaba solo. Y venir de tan lejos a una ciudad tan grande como Buenos Aires se complica. Encima, durante los primeros meses, me robaron tres veces”.

Sobre los episodios de inseguridad que tuvo que superar, recordó que “fue muy duro”. “La primera vez que me robaron me quise volver, pero mi familia y mis amigos me convencieron de que me quedara”, admitió Acuña. “En Floresta tenía que tomar el tren y me robaban antes de llegar a la estación. Se me hizo muy difícil. Me levantaba a las 5 de la mañana para ir hasta Caballito y de ahí salía un colectivo hasta Pontevedra”, detalló el jugador.

Incluso, el zurdo repasó: “Una vez me quedé dormido y tuve que tomarme el tren desde Floresta hasta Merlo; después, un colectivo hasta donde estaba el predio. No conocía a nadie, iba preguntando para saber cómo llegar. De eso aprendí un montón. La gente no sabe el esfuerzo que hicimos para llegar”, expresó, y agregó que “detrás de cada jugador hay una historia de sacrificio”.

Cuando en El Gráfico en 2016 le pidieron que les dijera a los hinchas “algo que no saben de él”, el neuquino contestó: “Que soy de salir poco, soy de quedarme en casa viendo fútbol o tomando mate con amigos, o jugando con mis hijos. Si algún compañero me invita a alguna parte voy, pero sino me quedo siempre en casa”. 

Triste y frustrado porque no había quedado en ninguno de los clubes ya mencionados, su madre Sara del Prado fue clave para que insistiera en busca de su máximo sueño: vestir alguna vez la camiseta nacional. En la que él mismo entendía como “la última oportunidad” de triunfar en su gran pasión, se tomó un micro desde Zapala hacia la Ciudad de Buenos Aires para probarse en Ferro gracias a Daniel Mellado, el padre de un compañero de Don Bosco.

En ese entonces, durmió en un hotel de la Capital Federal y al día siguiente fue a la estación de tren, viajó desde Floresta hacia Merlo y allí se tomó un colectivo hasta donde estaba el predio del “Verdolaga” en Pontevedra. En la puerta del mismo lo atendió un hombre con bigotes que le preguntó su nombre, corroboró que estaba en la lista del club y le deseó suerte.

A partir de allí, fue un antes y un después para el protagonista: no solamente pasó el ensayo, sino que sus notables rendimientos lo llevaron a permanecer muy poco tiempo en las inferiores y José María “El Chaucha” Bianco lo hizo debutar oficialmente en la Primera B Nacional a los 17 años en 2009. Acerca de su sitio de origen, que recién en los últimos tiempos comenzó a urbanizarse, Acuña declaró que “si bien hay mucho viento, es un lugar muy lindo porque tenés todo cerca: los lagos, Junín, San Martín”. Y es cierto: en las canchitas en las que jugaba, había vientos de más de 150 kilómetros por hora.

Con relación al rol de la familia en sus comienzos, repasó en una entrevista con El Gráfico: “Mis viejos se separaron cuando yo tenía 4, 5 años, así que viví con mi abuela y después con mi mamá”. Esta situación fue difícil porque, según recuerda, se “iba turnando” entre casa y casa.

Walter Acuña, el hermano de Marcos que “era tan bueno como él”

La historia cuenta que el hermano tres años mayor que “El Huevo” pudo haber hecho una carrera similar a la de él, aunque “no llegó por la plata”. Fino, elegante y talentoso, desplegaba su fútbol como volante central o derecho en Olimpo de Zapala. De hecho Gabriel Rouret, gran amigo actual y ex DT del jugador del Seleccionado, admitió: “La verdad es que en un primer momento me gustaba más Walter, no voy a mentir. No sé si es porque jugaba en la misma posición que yo, pero estaba en un equipo fabuloso, el de la categoría ’89, que jugaba muy bien”.

En la conversación con LM Neuquén, repasó que Walter “jugaba de 8, de 5, era derecho. Se movía muy bien, tenía buena llegada, era habilidoso. Más flaquito y alto que Marcos, manejaba bárbaro el balón”. Incluso, rememoró que “arrancó en las escuelas de Olimpo, después jugó en los torneos barriales en ese equipo”, aunque aclaró que “no estaba en su interés seguro jugar en Don Bosco o Unión, los grandes de acá. Estaba para más, mínimo para Buenos Aires“.

En esta dirección, la mamá de ambos reconoció que le “hubiera gustado verlo llegar” y hasta profundizó: “Me critico por no dejar a mi hijo que fuera a probarse. Por cosas de la vida no se dio y me lo reprocho”. Igual, aclaró: “Económicamente no podía bancar a los dos en Buenos Aires, se me hacía muy difícil. Soy madre de cuatro hijos, los crié sola, pero gracias a Dios logré que uno llegara”.

Del Pradio repasó que “Walter jugaba en la escuela 114, donde hicieron la Primaria, y había una canchita”. “Todos me decían: ´Qué bien que juega Walter… Marcos era más vistoso porque era zurdo y la rompía”, insistió ella. A la vez, remarcó que “a Walter, cuando lo cruzan en la cancha, le dicen ‘qué lástima que no te fuiste'”. “Hasta su señora Macarena, cuando ven los partidos, medio en broma medio en serio, se lo tira: ‘¿Viste, Walter? Podrías estar ahí”, dijo. Sara resaltó la personalidad de sus dos hjos y cerró: “Me llena de orgullo, los dos soy muy buenas personas, muy respetuosos, siempre hicieron caso, jamás se desviaron. Me acompañaron en la crianza”.

Tras el estreno en el conjunto de Caballito como enganche frente a la CAI (Comisión de Actividades Infantiles) de Comodoro Rivadavia, Chubut, solamente vistió la camiseta del “Verdolaga” en el Ascenso, No obstante, su altísimo nivel lo llevó a ser fichado por Racing: en Ferro fueron 117 partidos oficiales con 5 goles y 23 asistencias.

A mediados de 2014, “La Academia” necesitaba conformar una gran plantilla para superar la delicada situación que vivía con el promedio del descenso. Uno de los 13 refuerzos fue el neuquino, quien se mudó a Avellaneda a cambio de unos cinco millones de pesos por la mitad del pase, con la opción de adquirir otro 25% a cambio de 750.000 dólares extras.

Si bien al principio Acuña era suplente de Ricardo Centurión en el Racing campeón de 2014 con Diego Cocca como entrenador, con el correr de los partidos se fue ganando su lugar desde el arranque y ya para la mitad de 2015 era titular. Consolidado en el conjunto de Avellaneda como uno de los mejores del equipo, fue vendido a Sporting Lisboa de Portugal en junio de 2017 por diez millones de euros.

Tan alto fue su rendimiento en “La Acadé” que en octubre de 2016 fue citado a la Selección Argentina por primera vez de la mano de Edgardo “El Patón” Bauza. “El Huevo” voló hacia su primera experiencia en Europa tras 109 encuentros con 21 gritos, 28 asistencias y 1 título con Racing.

Instalado en Portugal, Acuña se adaptó rápidamente al Viejo Continente. Con los colores de uno de los gigantes lusos, completó 135 cotejos con 9 gritos, 27 asistencias y 2 trofeos hasta septiembre de 2020, cuando se marchó a Sevilla por diez millones de euros. Ya definitivamente como lateral, hasta el momento en el conjunto andaluz suma 88 presencias con 2 conquistas y 8 pases gol El Mundial de Qatar 2022 está a la vuelta de la esquina para uno de los futbolistas polifuncionales que tiene La Scaloneta.

El gran gesto de Acuña con Fabián de Ciria: la remera para su hija Luz tras el título de la Copa América 2021

El exfotógrafo de “La Academia” dialogó con El Destape y relató la historia de la camiseta del jugador con la mariposa y la inscripción de “Luz” en medio de los festejos por el campeonato obtenido ante Brasil en el Maracaná. Para definirse a sí mismo, el entrevistado contó: “Colaboré mucho tiempo con el club, soy parte del Departamento de Cultura”. Acerca de cómo conoció al neuquino, repasó: “Yo venía haciendo fotos en Racing y empecé a hacer Racing TV después del campeonato de 2014″.

“No estaba acreditado en la Asociación de Reporteros Gráficos y no me acreditaron para el partido final”, recordó sobre aquel partido en el que el conjunto de Diego Cocca venció por 1-0 a Godoy Cruz y se consagró campeón del fútbol argentino. “Vi todo el primer tiempo en el mástil (una de las plateas) y cuando termina, bajo. No había lugar para entrar a la cancha y me meto en la sala de prensa”, describió.

Aquella noche, ante el delirio de los 50.000 hinchas en El Cilindro de Avellaneda luego del trofeo conseguido, De Ciria agregó: “Cuando faltaban diez minutos para que terminara el partido, encaro para el túnel. La policía no me dejaba pasar”. Además, puntualizó en que “cuando terminó, se escuchaba ´dale campeón, dale campeón´” y profundizó: “Yo seguía en el túnel y cuando vino Víctor Blanco (el presidente del club), que tenía que entregar la Copa, pasa, y atrás de él pasé yo. Por ende, las fotos de Racing campeón las tengo medio de contrabando, me colé”.

Paso a paso, el amigo del hombre de Sevilla rememoró: “A raíz de eso, una de las primeras fotos que encuentro es la de la familia Acuña. María Julia (su esposa), Marcos y Mora (su primera hija) abrazados, llorando. Yo disparo esa foto y sigo buscando a otros jugadores”. Incluso, remarcó: “Después de que salimos campeones, por seis meses no volví a ir a la cancha. En esos seis meses yo pensaba: ´Le tengo que dar la foto, le tengo que dar la foto, se la tengo que llevar´”.

“Pero estaba medio enquilombado, recientemente me había separado… Cuando vuelvo a la cancha llevo a mi nena y le llevamos (a Acuña) la foto hecha cuadro, impresa”, agregó “Fabi”. También recalcó que se llevó “a la puerta del vestuario” y aseguró que “Marcos siempre fue un tipo metido para adentro, calladito, difícil de entablar una relación con él si no lo conocés”.

“Le dije: ´Marcos, mirá, te traje algo que tengo hace mucho tiempo y quiero que esté en tu casa”, recordó De Ciria, que explicó que cuando le mostró el cuadro al jugador se emocionó. “Fue una de las pocas veces que lo vi emocionado”, admitió. “Y me dijo: ´¡Noooo! Esa foto la estuvimos buscando con mi mujer un montón de tiempo. Cuando llegue con esto se va a poner re contenta´”, reaccionó el protagonista.

Con relación a la señora del ex Ferro, Fabián aseveró que “Julia tenía el registro de que alguien sacó la foto cuando estaban festejando” y aclaró: “Pero no me conocía”. Al mismo tiempo, dijo que “la buscaron por Internet, por un montón de lados, le preguntaron a un montón de gente pero no eran ellos”.

“Entonces, cuando se lo di (a Acuña) se metió la mano en el bolsillo, sacó la billetera y me dijo tres veces: ´¿Qué te debo?´”, recordó la gran actitud del futbolista. “Le dije: ´¡Nada, Marcos! Te estoy trayendo la foto porque me parece que es hermosa y merecés tenerla en tu casa. Vos no me la pediste, no te la voy a cobrar. Si me la hubieras encargado yo te la cobro”, repasó su propia respuesta.

“Y me decía: ´¡No, pero es tu trabajo!´. Estuvimos en un tire y afloje como diez minutos y en un momento la llama a mi nena y le dice: ´Vení, acompañame´”, detalló De Ciria. También repasó que “la llevó hasta el auto, guardó la foto y le regaló una camiseta que había usado en la Libertadores, que había hecho un gol. La nena estaba feliz, feliz, feliz”.

Sobre la gran calidad de persona del neuquino, Fabián insistió: “En la semana consigue mi teléfono y me llama Julia para agradecerme. Me habló de Ferro, que ella estaba sacando fotos ahí y quería saber cómo era el tema de la fotografía porque le gustaba”. Incluso, destacó: “Después me invitaron a su casa a tomar mates. Ese primer fin de semana Marcos hace un gol, entonces medio que fui su pata de conejo. Al jueves siguiente vuelvo a ir a la casa y Marcos vuelve a hacer un gol, así que empecé a ir todos los jueves a la casa de ellos a tomar mates”. 

De Ciria también contó que “se fue dando la relación de manera natural, fue algo lindo” y puntualizó: “Empezamos a compartir cumpleaños, asaditos con amigos, como nace cualquier amistad, y de casualidad”. “Empecé a conocer a la familia y después se casan y se van a Portugal. Mi mujer es alemana y, cuando viajé para Berlín, nos quedamos una semana en Portugal en su casa”, amplió el exfotógrafo oficial de “La Acadé”. “Siempre conmigo se portaron de diez todos, me abrieron las puertas de su casa”, destacó.

Con respecto a Acuña, “Fabi” reiteró: “Para mí es un ser humano común y corriente, un amigo”. De hecho, reflexionó que “quizás para una persona, un jugador de fútbol es alguien superior o algo que está más allá de nuestro alcance, pero son seres humanos que tienen necesidades como todos”. “Yo lo empecé a ver así. Podemos hablar de cualquier boludez, cagarnos de risa, y es algo normal. Cuando lo empiezo a conocer me doy cuenta de que es una persona muy callada y se empieza a abrir con la gente que conoce, con los amigos”.

Con respecto al lateral o volante izquierdo, resaltó que “es muy callado y muy jodón al mismo tiempo, es un tipo muy divertido. Le gusta reírse, tomar mate, disfrutar de las cosas simples. Un tipo con mucha humildad, se hizo de abajo. Nunca nadie le regaló nada”. “Y de repente se encontró con que cuando llegó a Racing su carrera explotó para arriba. Anduvo bien ahí y después se fue a Portugal, a Sevilla, pero no deja de perder esa humildad. Sigue siendo el mismo tipo que conocí cuando fui al vestuario y le dejé el cuadro”, reiteró.

Fabián elogió la personalidad del “Huevo”, ya que “llegó a la Selección y podría haber cambiado su forma de ser, su carácter, o estar arriba de un pony. Pero sigue siendo el mismo y tiene los pies en la tierra”. “Sé que no le gusta estar en los medios, es muy introvertido, de hecho no sé si le gustaría que esté hablando de él. Ha hecho muchas cosas sin mencionarlas, ha ayudado a mucha gente con gestos, actitudes. No es una persona que lo hace público para chapear, al contrario, hace todo calladito”, remarcó De Ciria.

Consultado por otra situación puntual que recuerde junto a él, Fabián hizo memoria: “Una anécdota muy linda es que un día estábamos en la casa tomando mates y nos colgamos hablando hasta tarde. Justo jugaba Argentina con Brasil y me dijo: ´Che, ¿pedimos unas empanadas, te quedás a comer?´. ´Sí, dale´”, le dije.

“Miramos el partido y le digo: ´Che, ¿te imaginás estar ahí?´. Porque ya estaba el run run (de que lo podían convocar), pero no había nada concreto. Y me dice: ´¡Uy, sí, sería un sueño!´. Y a la siguiente convocatoria lo citaron”. Entonces, admitió que aquella noticia “fue una alegría enorme porque “cuando ves a un amigo progresar lo disfrutás como si te pasara a vos, te ponés contento”.

Luego, la charla derivó en el hecho más triste de su vida, vinculado con la pequeña Luz, y así lo recordó De Ciria: “Cuando nació su tercer hija, yo también estaba en Berlín y pude ir a visitarlos. Después vuelvo a Buenos Aires y pasó lo que pasó con mi nena, que tomó la decisión de quitarse la vida. Llego a Buenos Aires, tenía que hacer los siete días de cuarentena. Al día siguiente de que llego, mi hija se quita la vida”.

“Fue un momento de mierda, el peor de mi vida, sentí que el corazón se me rompió en mil pedazos. Ellos fueron los primeros que, al enterarse, me llamaron, me mandaron mensajes a ver cómo estaba”, repasó. Y agradeció: “A la distancia se les hizo difícil poder acompañarme, pero estuvieron presentes de alguna manera y sé que los sufrieron a la par mía”.

Ya enfocados en la Copa América 2021 en Brasil, De Ciria repasó que “ellos (los jugadores de la Selección) estaban encerrados en Ezeiza por los protocolos. Se concentraban y ahí viajaban a los partidos”. “En esos días conversamos mucho y antes de empezar la Copa, para darle ánimo, le dije: ´Che, mirá Huevito, ella está acá y nos va a ayudar. Te va a ayudar, te quería mucho, desde arriba te va a dar una mano´”, detalló el entrevistado. Y repasó: “Le dije que pensara en ella y que le pidiera, que lo iba a ayudar. Se lo dije como una palabra de aliento pero él se lo tomó en serio, entonces él después me contó que todas las noches le rezaba y le pedía aliento, ayuda, para lograr el objetivo”.

Incluso, reconoció que se sorprendió cuando vio que Acuña tenía una remera con el hombre de su hija en pleno festejo por la hazaña lograda en Río: “Yo no tenía esa faceta de él, religioso, no tenía idea porque nunca habíamos hablado de eso. Y así fue como se le ocurrió”. “Después me dijo que si hacía un gol iba a mostrar la remera y, como no se dio, decidió hacerlo con el resultado puesto (el título)”, amplió.

Con respecto a la gran consagración en la trayectoria del neuquino, el entrevistado repasó: “Todos los partidos los vi con su suegro, íbamos a la casa de él, y fue una emoción tremenda”. En esa línea, resaltó que “por un lado, la alegría de ver a tu amigo siendo feliz, triunfando, levantando la Copa y levantando su máximo galardón”. “Y al mismo tiempo, la tristeza de que hacía dos meses se me había ido mi hija. Le estaban rindiendo un hermoso homenaje: mi hija estaba dando la vuelta al mundo en imágenes”, se emocionó.

Por eso, incrédulo, añadió que “hoy te ponés a googlear y en cualquier parte del mundo tenés fotos de ese momento. Fue una sensación muy ambigua”. “En realidad le agradeció a ella, yo soy el intermediario entre ellos dos”, amplió.

Además, De Ciria rememoró el increíble gesto que tuvo Marcos apenas consumada la victoria del Seleccionado en el Maracaná: “Después, él me llama desde el campo de juego y no lo pude atender porque no podía hablar, y además mi teléfono estaba explotado de llamadas. Todos me querían llamar para decirme: ´¿Viste lo que está haciendo El Huevo, viste lo que se puso?´”. “En medio de todo eso, él me llama y yo no lo atiendo. Veo en la televisión que él está con el teléfono en la mano, veo que vibraba y ahí me doy cuenta de que era él, pero cuando quise atenderlo ya había cortado”, insistió.

Igualmente, aclaró que al fin la charla entre ambos se concretó: “Después de un rato pudimos hablar, no se escuchaba mucho porque estaban todos los gritos, la música, era todo un quilombo… Más tarde le volví a hablar, le pedí que me mandara una foto, que es la que puse en las redes para agradecérselo”. En ese sentido, Fabián resaltó el impacto mediático que tuvo lo que le sucedió con Acuña en la Selección Argentina: “Después fue un raid mediático que el lunes tenía en la puerta de casa a un canal de TV atrás del otro. Era hablar o esconderse y no salir a la calle. Y la verdad que un gesto así lo tenés que agradecer, decidí dar las notas para contar un poco la historia”. “Decidí hacerlo para también instalar el tema del suicidio en la televisión, que es tabú y de eso nunca se habla. La pandemia dejó expuesto que la salud mental es un tema importante”, se sinceró.

No obstante, De Ciria remarcó que su vínculo con “El Huevo” no terminó con el éxtasis en la Copa América: “Con el tiempo, pudimos volver a vernos contra Uruguay y Perú. Él me hizo acreditar a través de la AFA para que fuera a sacar fotos al Monumental y nos pudimos dar ese gran abrazo que le debía”. “Fue más frío de lo que esperaba de mi parte, porque sabía que me iba a poner a llorar y no quería”, explicó. “Entonces lo abracé y le dije: ´¿Qué hacés,. cómo andás?´. Lo traté de poner un poco en frío porque no quería quebrarme. El agradecimiento va a ser eterno porque lo que hizo lo hace grande por el contexto. Apenas ganada la Copa América, el tipo se acordó de mí”, aseveró con más detalles.

Sobre la gran actitud del zurdo, “Fabi” destacó que “en ese gesto dejó expuestos un montón de valores que muchas veces se pierden”. “Me emocionó mucho, es un gesto que le voy a valorar y a agradecer siempre. Cuando pueda lo volveré a ver, le volveré a dar un abrazo. Es una excelente persona, tuve el placer de conocerlo. Humilde, buena, con un corazón muy grande… Y tiene también al lado a una gran persona, buena gente”, profundizó.

Acerca de los posibles motivos del suicidio de su pequeña hija, el protagonista expresó: “Hoy todavía no tengo las causas, no tengo una explicación de la Justicia de qué pudo haber sucedido. Si simplemente tuvo ella depresión y tomó la decisión, o si hubo alguien que la estaba influenciando”. “No te puedo hablar de eso porque sinceramente no lo sé. La Justicia tiene el teléfono, su computadora y todo lo que podía llegar a dar un indicio de algo”, mencionó.

Por último, en referencia a su situación laboral actual, De Ciria señaló: “Estoy separado de la madre de Luz hace mucho y mi nueva pareja es alemana. El 4 de mayo decidí irme a Berlín mientras se tramitaba la Visa y volvió a retirar la VISA acá. Ahora ya estoy acá”. Incluso, manifestó que los mismos fanáticos del elenco de Avellaneda le rogaron para que postergara su retorno a Europa: “Tendría que haberme ido el 13 (de octubre), pero como cuando desde que llegué Racing ganó todos los partidos menos uno, los hinchas me pidieron que me quedara porque soy una especie de amuletto”.

“Así que lo pasé para el martes 25, así que dejé de trabajar para Racing. Venía trabajando para el club y para algunos jugadores. Con Gabriel Arias tengo una relación así como con Acuña, compartimos muchas cosas fuera de la cancha. Dejé ese laburo y ahora estoy como de visita, me voy a ir a Berlín a hacer una nueva vida”, amplió. “Por si te sirve, voy a ir al Mundial a bancarlo al Huevito”, cerró en la charla con El Destape.

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