La historia detrás de las parrillas de la Selección en Qatar 2022

Julián Lanzillotta nunca anticipó el giro rotundo que daría su vida en los 8 meses que le llevó fabricar su asador. Mientras utilizaba sus conocimientos en soldadura para tranformar la chatarra en un invento para disfrutar de asados en su casa, le dio inicio a un capítulo que cuatro años después lo tiene como proveedor oficial de la Selección Argentina en Qatar 2022 y el preferido por futbolistas y deportistas en todo el mundo con Fuegos JL.

La pasión de Julián por cocinar a la estaca o a la cruz lo llevó a crear un artefacto que se ajuste a sus necesidades: había visto algunos más “industrialzados” que no lo convencían o no le servían y entonces puso manos a la obra. Con habilidad para la soldadura y la experiencia del negocio de ferreterías familiar, imaginó un diseño con ruedas para poder acomodarlo de acuerdo al viento y que tuviera varias funcionalides, como ahumador, fogonero y parrilla. “Compré una rueda en un vivero y me lo fui haciendo, le puse tablas, parrillita”, relató el emprendedor a El Destape.

La primera explosión fue inmediata en su circulo más próximo: “Cuando lo terminé, lo subí a mis redes y todo el mundo me empezó a pedir que le hiciera uno. Les dije que era hobbie pero decidí hacer uno para el cub (Mariano Moreno)”. La segunda, también: al terminar un partido, salió del vestuario y se encontró con unas 100 personas alrededor del asador tomando fotos. “Eso fue el sábado, el domingo tenía 50 mensajes pidiéndome cotización para hacer uno, yo explicaba que era un hobbie y que me lo hice para mí. Pero el lunes fue igual, otra tanda de mensajes. El martes me seguían consultando y ya respondía que era un proyecto nuevo y todavía no tenía precio”, recordó el empresario.

En días, Julián investigó el mercado. “No había nada como estos asadores y entonces dije ‘acá hay un hueco’“. Nació Fuegos JL. “A los 15 días estábamos en Instagram y los compañeros del club me ayudaron a difundirlo en las redes. Fue una locura”. A la semana siguiente, Nico Laprovittola, basquetbolista de la Selección Argentina y el Barcelona, con quien tiene una relación previa, fue a comer a su casa y también quedó seducido por el producto, similar al modelo Ragnar que vende actualmente. Enseguida fueron los chicos de Locos x el Asado, creadores de contenido en torno a la comida predilecta de los argentinos, y al tiempo arribaron los futbolistas.

Las parrillas se lucen en la noche de la Universidad de Qatar, los jugadores de Lionel Scaloni las elogian en sus redes sociales, son la piedra angular de la mejor herramienta para unificar un grupo de futbolistas. Pero el camino hasta la Selección tuvo varios peldaños que los conviertieron en los asadores aclamdos por los futbolistas.

Los primeros en confiar fueron los hermanos Funes Mori, que encargaron varios modelos. “El día que se los entrego, yo me iba a Italia con mi familia, cuando llego, después de 9 horas de vuelo, tenía 3 mil mensajes privados en Instagram”, afirmó Lanzillotta. El crecimiento meteórico lo impulsó a invertir y desarrollar aún más sus productos: “Hasta ese momento yo tenía la ferretería y fabricaba los asadores con Toto, un amigo. No tenía un taller, nada. Cuando volví alquilé un galpón, metí gente y lo empezamos a profesionalizar”. Ese galpón le quedó chico y el actual, confiesa, ya tampoco alcanza debido a la demanda imparable. De ahí en más, la lista de pedidos se llenó de nombres conocidos: Bruno Zuculini, Andrés D’Alessandro, Esteban Andrada, Darío Benedetto, Rodrigo De Paul,  Grabriel Deck y muchos más tienen su JL en casa.

Para Julián, la atracción que generan sus asadores tiene algunas claves. “Aparte de ser cómodo para cocinar, quedó un producto muy estético, pero yo se lo fui encontrando después. Le busqué la parte rústica porque lo hice todo con chatarra. Además los nombres de vikingos llaman la atención por la serie”, analizó. Quizás esos mismos factores fueron los que despertaron interés en el exterior, desde donde le llovieron cada vez más solicitudes hasta que decidió expandirse a Estados Unidos. De la mano de un amigo que vive en Texas, Lanzilotta abrió una sucursal en Texas, tierra de cowboys y hacendados, y su primer mes consiguió 100 ventas. Hoy tiene puntos de venta en Gran Bretaña y España, con llegada a más de 40 países. “Fue todo muy explosivo, muy rápido y con la pandemia y el covid que era muy difícil”, reconoció.

Lanzillotta dice que no es muy futbolero, pero sí reconoce que “la explosión de Fuegos fue por la energía del fútbol”. “Obviamente tenemos un producto buenísimo, pero los futbolistas me re ayudaron”, señaló.

Sí es amante del báquet. Por eso, el día que se enteró que Manu Ginobili quería uno de sus inventos no dudó y se sacó un pasaje de último minuto para conocerlo. Pero el cierre por la segunda ola de COVID-19 lo dejó sin la chance de estar cara a cara con su ídolo. “Manu vive a 5 minutos de donde teníamos el depósito, llegamos por Nico. Se lo iba a entregar yo, pero justo fue el cierre y si salía no podía volver. Se lo entregó mi socio y le contó de mi fanatismo, así que Manu le dijo que me llamara. Estabamos comiendo por el dia del amigo y de pronto me llaman por videollamada, atiendo y veo en primer plano la cara de Manu. No lo podía creer”, se alegra el emprendedor.

Si alguna sorpresa le faltaba, llegó hace unos meses, cuando lo contactaron desde AFA para solicitarle una propuesta. “Yo no hacía ese tipo de parrillas, pero hicimos un diseño y puse a todo el equipo a laburar en eso para tener un presupuesto favorable”, contó. Ganó la licitación frente a otros diez proveedores.

“A los 15 días lo aprobaron y nos encerramos en la fábrica durante 7 días para sacar las cuatro parrillas y el fogonero. Hasta que no llegaron allá, las armaron y mandaron un foto no lo podía creer. Toda esta historia fue en cuatro años”, subraya Lanzillotta.

El modelo que confeccionaron para la Selección ya es furor y, aunque aún no está a la venta, Julián ya tiene pensado fabricarlo para cumplir con las expectativas. Las parrillas le abren un universo completamente nuevo y mucho más amplio en un país no tan acostumbrado a los asadores. “Les dije a los muchachos que estámos al horno porque llegaron un montón de mensajes”, concluyó.

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