La Selección de Irán, el equipo que juega envuelto en la tensión social

El fútbol le dio revancha a Irán. Tras la estrepitosa caída por 6 a 2 ante Inglaterra, el seleccionado dirigido por Carlos Queiroz se reencontró con su fútbol y obtuvo un triunfo clave ante Gales por 2 a 0. Ahora tiene serias chances de clasificar a octavos de final ante Estados Unidos, en un partido cargado de significación política. Sólo necesita un empate. Sin embargo, hasta eso queda en un segundo plano viendo el contexto que rodea a la selección iraní y cómo quedó envuelta en el medio de la tensión social que se vive en su país.

Tras la derrota ante Inglaterra, Carlos Queiroz declaró: “Todo el mundo sabe que las circunstancias actuales no son las mejores en términos de concentración porque los jugadores se ven afectados por esos problemas”. Para muchos, fue una excusa para explicar la actuación de su equipo. Para otros, una razón más que contundente. En los días previos los futbolistas iraníes habían sufrido muchas críticas por parte de quienes apoyan las protestas desatadas tras la muerte de Mahsa Amini en manos de la policía moral en septiembre. Su participación, según criticaban algunos y dado el contexto que vive el país, se podría interpretar cómo un apoyo al gobierno no sólo del presidente Ebrahim Raisi, sino especialmente del Líder Supremo y jefe de Estado Ali Khamenei. Una reunión con Raisi por parte de la delegación en la previa de su viaje a Doha fue también tomada a mal por muchos iraníes que lo veían como una muestra de apoyo adicional. Hasta la sesión de fotos oficial de la FIFA, donde se ve a los jugadores alegres y sonriendo, era tomada como una falta de empatía ante la delicada situación social que atraviesa el país.

Esta situación explicó, por ejemplo, que muchos iraníes que estaban en la cancha para el primer partido abuchearan su propio himno e incluso a algunos de sus jugadores. Por eso la reacción de Queiroz en la conferencia de prensa fue más allá: “En 2014 y 2018 tuvimos el apoyo total de los fanáticos. Ahora se vio lo que sucedió hoy. Los fanáticos que no están listos para apoyar al equipo deben quedarse en casa”. Esto se interpretó como una fractura con ese sector de la población inicialmente. Sin embargo, todo parece ser parte más de una estrategia de Queiroz para intentar absorber la presión y liberar un poco la mente de sus jugadores. Esto también se ve en sus respuestas varios periodistas, generalmente británicos, cuando le preguntó sobre la situación de las mujeres en Irán, o más recientemente su cruce con Jurgen Klinsmann, la gloria germana y ex entrenador de Estados Unidos, tras sus dichos sobre “la cultura” iraní de jugar sucio. Queiroz sabía que este mundial iba a ser particularmente sensible para Irán. Y decidió convertirse él en el foco de esa situación, en vez de sus futbolistas.

Lo curioso de la situación del plantel iraní es que, en su enorme mayoría, lejos están de tener algún grado de simpatía con el gobierno. Con las excepciones más notorias de Mehdi Torabi y Vahid Amiri, abiertamente a favor aún luego de las protestas, la mayoría de los jugadores se han manifestado en diversos momentos sobre la situación política de su país y el apoyo a las protestas. “Qué vergüenza por matar fácilmente a la gente y a las mujeres vivas de Irán. ¡Vivan las mujeres iraníes!” escribió Sardar Azmoun, uno de los mejores jugadores de Irán, en su Instagram durante la última fecha FIFA, cuando comenzaban a explotar las protestas. Su apoyo a las mismas casi lleva a un punto de quiebre cuando la Federación Iraní supuestamente presionó a Queiroz para que lo elimine de la lista final de convocados. Algún día se sabrá lo que sucedió el día del anuncio.

Lo cierto es que Queiroz canceló la rueda de prensa y varias horas después Azmoun apareció finalmente cómo convocado mientras ya viajaba a Doha en avión, adelantando su vuelo. Pero no fue el único jugador que se expresó. Futbolistas de la talla de Mehdi Taremi o Karim Ansarifard (que no gritó su gol ante el Manchester United con el Omonoia de Chipre en muestra de apoyo) entre otros hicieron manifestaciones públicas de algún tipo. “Deben saber que estamos con ellos. Y los apoyamos. Y nos solidarizamos con ellos” dijo en rueda de prensa el capitán Ehsan Hajsafi en la conferencia de prensa previa al partido con Inglaterra. “Le dedicamos este triunfo a las personas de Irán, en especial a las que están sufriendo”, dijo Ramin Rezaeian, autor del segundo gol ante Gales, tras el partido. Los jugadores no cantan el himno nacional a modo de protesta y, hasta antes del zapatazo de Rouzbeh Cheshmi que los dejó en situación de clasificar, tampoco festejaban los goles. Si algo no se le puede reprochar a la mayor parte del plantel iraní es el haber apoyado de una manera u otra las protestas que se dan en su país. Aún cuando el precio de hacer eso puede ser caro. Horas antes de que Irán sorprenda a Gales había sido detenido Vouria Ghafouri, un ex jugador de la selección, por sus críticas al gobierno. Han habido rumores de todo tipo. Desde supuestas diversas amenazas por parte de funcionarios del gobierno o la federación a los jugadores para que no se expresen, llegando incluso a amenazar con detener a familiares si se expresaban, hasta el rumor de que agentes de inteligencia estaban vigilando el campus donde entrenan en Qatar. Los futbolistas, incluso, han dejado trascender una crítica al gobierno por usar la reunión con el presidente y otras imágenes con el fin de quitarles apoyo entre quienes protestan.

En ese contexto, es entendible la presión que tienen los jugadores a la hora de salir al campo de juego. Muchas veces se quiere decir que la política y el fútbol deben ir por carriles separados. Generalmente quiénes lo dicen desconocen la intrincada relación que existe entre ambas. Pero incluso si uno quisiera hacerlo, sólo como un ejercicio abstracto, en el caso iraní es imposible. La mente del futbolista iraní no puede estar cien por ciento focalizada en los partidos que tiene que disputar en Qatar y eso impacta en el rendimiento. Aún así el grupo dio una muestra de grandeza y fortaleza mental y pudo obtener una victoria importantísima ante Gales. ¿Podrá sostenerlo ante Estados Unidos? Es la gran pregunta que queda por responder.

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