Más Playoffs y menos temporada regular: la NBA tiene que cambiar

La temporada regular es larguísima. Eterna. No lo digo yo, lo dicen los playoffs, que son los que noche a noche abrazan nuevos fanáticos deseosos por saber de qué se trata este mundo llamado NBA.

Abra su grupo de Whatsapp. Ahora mismo. Pregunte abiertamente quién es Jimmy Butler. Indague y consulte quién es Nikola Jokic. Y, por último, quién es Joel Embiid.

La respuesta lo sorprenderá.

El MVP solo tiene razón de ser cuando se gana. ¿Quién fue el mejor jugador de la primera ronda del Mundial de Qatar 2022? No lo sé. Y tampoco le importa a nadie. Hacer buenos números, ser importante y no ganar, es tener una mesa con una pata floja. Sigamos, entonces, con lo nuestro.

El razonamiento de entregar premios de temporada regular sirve para valorar y jerarquizar una etapa de la Liga que necesita una inyección de interés. Antes era natural y hoy, con el cambio del mundo y los intereses, luce artificial. Nosotros, el nicho cerrado, siempre estaremos atentos a todo, pero… ¿Cómo hacer para mantener la atracción en un fan joven que logra concentrarse máximo un minuto en un video de Instagram o Tik Tok? 82 partidos es el infinito y sobran por lo menos 30. La respuesta: llámenme cuando esté un poco más definido todo y me sumo.

La serie regular puede permitirnos diferenciar al Novato del Año, al Defensor del Año, al Sexto Hombre, el Mayor Progreso, pero al mejor jugador jamás. Aunque pongamos ese límite, aunque expliquemos el corte, en la cabeza hará siempre ruido. Pensemos, por ejemplo, en Jokic: este año no ganó el premio tras recibir dos consecutivos y todos sabemos que justamente este año es el mejor indiscutido. ¿Por qué? Porque Denver tiene un pie en las Finales. ¿Y si quedan afuera porque los Lakers giran la eliminatoria? Posiblemente lo siga siendo, pero sin dudas tendremos que volver a discutirlo.

La encrucijada de la cantidad de juegos tiene que ver con el negocio, pero los actores, en función de un beneficio futuro, están conspirando contra la Liga en el presente. Es una paradoja: los entrenadores descansan a sus estrellas obligados por los cuerpos médicos para extender la vida útil de los jugadores, pero los fanáticos, que viajan y pagan una entrada para ver a Giannis Antetokounmpo en los Milwaukee Bucks, se enteran dos horas antes que el cuerpo técnico prefirió descansarlo. Tranquilo, hoy va a jugar el hermano de Giannis, ¿No es lo mismo? Un buen sponsor sería entonces una fábrica de pañuelos para los padres que llevan a sus hijos menores de ocho años al estadio.

Adam Silver planea ahora cambiar el All-Star Game. Dejar atrás el Team LeBron, el Team Giannis -y similares-, y volver al Este contra el Oeste. “Es el peor partido de básquetbol de todos los tiempos”, dijo Michael Malone, coach de Denver Nuggets, tras el grotesco que fue el juego del domingo en la edición 2023. Nadie defiende, nadie juega, nadie nada.

Está claro que hay que volver a ponerle el cinturón de seguridad a muchas de las cosas que pasan en esta Liga. La NBA fue y es una genialidad. Nadie discute eso, pero estamos anticipando un escenario hacia el futuro: muchos actores con poder de decisión han encontrado llaves para dejar secretos al descubierto.

El play-in fue sin dudas un paso hacia adelante para generar atractivo. Pero claro, después los Dallas Mavericks de Mark Cuban son multados por buscar de manera ilegítima -al menos desde la nobleza de lo deportivo- un pick de Draft futuro. Un banco de suplentes risueño ante un papelón deportivo sin precedentes deja al descubierto que nada parece importar en función de conseguir lo que sea a cualquier costo. ¿Contaminar la identidad de la competencia y opacar la imagen? Atajos que persiguen el beneficio individual, momentáneo, pero no el bien común. Si a mí me sirve, no importa. Un horror. De nuevo: hecha la ley, hecha la trampa.

La Liga, con Silver a la cabeza, se mueve buscando soluciones. Se viene una competencia de mitad de temporada para inyectar adrenalina en la base de fans. Cien metros llanos de vértigo para cortar con la resistencia de lo que hoy es una maratón. Un viaje para romper con la rutina diaria.

Hay algo que tenemos claro: la NBA necesita más playoffs y menos serie regular.

Los Bucks ganaron 58 partidos y perdieron 24. Y se fueron en primera ronda. En el futuro, cuando pregunten por la temporada 2022-23, nadie se acordará de ellos.

Preguntarán por Jimmy Butler. Por Nikola Jokic.

En otras palabras, por lo que importa.

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