Suiza tiene un caudillo kosovar

Habitué a los Mundiales, la selección de Suiza volverá a presentarse como uno de esos escollos que, sin estar para luchar por el título, bien puede dar un dolor de cabeza a los más pintados, toda vez que dispone de un equipo rocoso cuyo abanderado es el medio centro Granit Xhaka.

Desde 1930 a nuestros días, Suiza ha participado en once Copas del Mundo y de ellas las últimas cuatro de forma consecutiva.

Llegó a octavos de final en Alemania 2006 (cayó versus Ucrania por penales), fue eliminado en primera ronda en Sudáfrica 2010 y perdió en octavos en en Brasil 2014 (0-1 versus Argentina, gol de Ángel Di María) y en la misma instancia en Rusia 2018, cuando cayó con Suecia por la mínima diferencia.

Su punto fuerte lo constituye el haber sostenido una base a regular durante unos cuantos años. Entre varios, el arquero Yann Sommer, el lateral Ricardo Rodríguez, el goleador Haris Seferovic y los kosovares Xherdan Shaqiri (de Chicago Fire, 23 goles en 89 partidos) y el mediocentro Granit Xhka (12 goles en 94 partidos).

Líder natural por juego y por temperamento, Xhaka nació el 27 de septiembre de 1992, en Basilea, norte de Suiza.

Fue criado en el seno de una familia de procedencia albanesa, de forma más específica de Produjevo, Kosovo, territorio que perteneció a la República Federal de Yugoslavia.

Tras brillar y coronar tres veces en Basilea (club de las devociones futboleras del legendario Roger Federer), se lo transfirió al Borussia Möenchengladbach en 2012 y dos años después ya era al capitán del equipo.

Zurda dúctil, administrador de los tiempos del equipo y voz de mando sobresalieron como las principales virtudes que llamaron la atención de la dirigencia del Arsenal londinense.

En efecto, el 25 de mayo de 2016 saltó a la Primer League y persiste en los Gunners hasta hoy mismo, donde pese a los cuestionamientos de cierta parte de la afición -que reclama un mayor control de sus emociones- dispone de la plena confianza del director técnico Mikel Arteta.

Por cierto, el entrenador vasco tuvo mucho que ver con la virtuosa conversión de un conductor clásico en un mediocentro de ida y vuelta.

Antes de consolidarse en el Arsenal Football Club, el suizo-kosovar en el jugó en el Basilea un total de 61 partidos en dos temporadas (dio dos vueltas olímpicas en la Superliga de Suiza y una en la Copa de Suiza) y en el Möenchengladbach jugó 140 partidos en cuatro temporadas.

Por su parte, en el poderoso club que juega de local en el Emirates Stadium lleva 268 partidos, 18 goles, con el lustres de un rendimiento muy destacado en la conquista de FA Cup y la Community Shield de 2017 y 2020.

Con su Selección, la helvética, Xhaka ostenta un extenso y luminoso recorrido que se inició en el equipo campeón de la Copa Mundial Sub-17 que se desarrolló en Nigeria durante 2009.

Se alude, sin más, a un genuino buque insignia que entre los Mundiales de Brasil 2014 y Rusia 2018 y las Eurocopas de 2016 y 2020 ya ha sobrepasado la barrera de las 100 presencias.

Con exactitud, el zurdo Granit suma 106 presencias internacionales (con una docena de goles) tomadas las representaciones juveniles y las de mayores.

En Qatar deberá afrontar un dificultoso grupo que compartirá con Camerún, Brasil y Serbia, pero, cuidado: sería un grosero error de cálculo dar por descontado que apenas si deberá contentarse con pelear el segundo puesto con los balcánicos, puesto que en las Eliminatorias postergó a Italia y la forzó a una repesca fatal.

Los helvéticos llegarán a las 12 participaciones en las Copas del Mundo con una base más o menos reconocible en la que generarán una singular expectación las corridas de Shaqiri y el criterio, los pases certeros y, por qué no, los bombazos de Granit Xhaka.

Con información de Télam

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