TENIS – ¿Qué fue de la vida de Coria luego de perder la final de Roland Garros 2004?

Se cumplen 20 años de la final que disputaron Gastón Gaudio y Guillermo Coria en Roland Garros. Una final 100% argentina que cambió radicalmente la carrera de ambos tenistas.

Apodado el Mago, Coria era sin dudas la máxima apuesta, el candidato, y uno de los principales abanderados de una generación que prometía y mucho. Con la calidad de los mejores y un desplazamiento envidiable por la cancha, rápidamente se ganó el respeto y, con ello, una gran responsabilidad.

Luego de cinco sets y de dar vuelta completamente el partido, fue Gaudio quien terminó imponiéndose por 0-6, 3-6, 6-4, 6-1 y 8-6. Más allá de la fuerte presencia albiceleste en el encuentro decisivo, lo cierto es que todo el torneo fue muy positivo. Sin ir más lejos, de los cuatro semifinalistas, tres eran argentinos (Gaudio, Coria y David Nalbandian).

Esta derrota generó un duro golpe en el andar del santafesino. A partir de aquel momento no volvió a ser el mismo, y lejos quedó aquel tenista que entusiasmaba y al que gran parte del circuito daba como un posible número 1.

El 2005, lo tuvo nuevamente como protagonista en dos finales de torneos importantes: los Masters 1000 de Monte-Carlo y Roma. En el Principado de Mónaco, no pudo contra un muy joven Rafael Nadal y cayó en cuatro sets. Poco después tampoco pudo en la capital italiana, nuevamente contra el español. En un verdadero partidazo, finalmente, logró imponerse el oriundo de Manacor, quien emergía como una de las máximas promesas del circuito masculino, por 6-4, 3-6, 6-3, 4-6 y 7-6 (6). De esta forma, el español le daba otro martillazo al Mago, quien cada vez miraba al tenis de un modo totalmente distinto a sus inicios.

“En el 2005 empecé a sentir cada vez menos la competencia. Mi pasión no era la misma y era imposible hacer las cosas bien cuando se está así. En este deporte tenés que estar al 100 por ciento”, señaló, años después, en el día de su retiro.

El factor mental en el tenis es muy importante y eso se notó y mucho en la carrera de Coria. Perder y ganar forman parte de la competencia, pero saber lidiar con los triunfos y las derrotas termina siendo la clave para prosperar en el máximo nivel.

La temporada 2006 la cerró con registro negativo, con solo 11 victorias (44 menos que 2005). Los severos problemas que tuvo con su servicio hicieron imposible mantener el nivel que había mostrado en los años anteriores. Además, una difícil lesión en la espalda provocaron que la situación resulte mucho más adversa.

En la Copa Davis nada más jugó una serie de local: fue en la primera ronda del 2005 frente a República Checa. Con una victoria contundente por 5 a 0, pudo aportar sus dos puntos (ante Tomas Berdych y Jan Hernych) para avanzar en el polvo de ladrillo del Buenos Aires Lawn Tennis Club en lo que fue la despedida de dicho estadio para la competencia.

En el 2007, con apenas 25 años, solo jugó dos partidos en el circuito Challenger. Al año siguiente, en 2008, únicamente pudo sumar un par de victorias en diez partidos en el circuito grande. Y en el 2009, tras caer ante el israelí Harel Levy en su único partido, se retiró en el puesto 679°.

Si bien el adiós definitivo lo terminó dando años después, en su cabeza el oriundo de Rufino sabe que la derrota en la final de Roland Garros no fue una más. “Ya pasaron 10 años de la final. Algunas veces no se pueden cumplir con las metas y los sueños que tenemos desde chiquitos, pero lo importante es mirar para atrás y saber que diste todo lo que podías en ese momento. Eso te deja tranquilo sin nada que reprocharte. Por eso no lo recuerdo como algo feo sino con orgullo de haberlo intentado y aprendido de los errores”, había escrito Coria en el 2014 en el Facebook de su academia de tenis.

La carrera del argentino terminó con nueve titulos ATP: Viña del Mar (2001), Hamburgo (2003), Stuttgart (2003), Kitzbühel (2003), Sopot (2003), Basilea (2003), Buenos Aires (2004), Monte-Carlo (2004) y Umag (2005).

A sus 42 años se encuentra desempeñando la función de capitán argentino del equipo de Copa Davis. Con un perfil bajo, sabe que en sus inicios su potencial no tenía techo. Sin embargo, en la final de Roland Garros del 2004 se llevó mucho más que una derrota. Aquel partido, por como se dio y por el rival, terminó siendo una marca imposible de borrar y de la cual nunca pudo escapar.

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