FUTBOL – Del sufrimiento, al alivio: Inglaterra y un pasaje casi milagroso en la Euro 2024

GELSENKIRCHEN (Enviado especial) — Cuando terminaron los 120 minutos ante Inglaterra en los octavos de la Eurocopa, los futbolistas de Eslovaquia se dejaron caer, producto del cansancio y también de la incredulidad. Si el fútbol es un estado de ánimo, ¿cómo se les esfumó la que pudo haber sido la victoria más importante de su historia?

¿Por qué Jude Bellingham tuvo espacio de ejecutar esa maravilla de espalda al arco si parecían 11 leones al servicio del cero? Justamente por la imprevisibilidad que hace del fútbol el deporte más hermoso de todos. Y porque abundan ejemplos en los que pocos segundos de talento alcanzan para revertir una historia que parecía sentenciada.

Así como fue testigo del batacazo de Georgia frente a Portugal, Gelsenkirchen iba camino a convertirse en la sede de otro hito. Sin embargo, Inglaterra forzó la prórroga en el descuento y se llevó un triunfo por 2-1 con el que se metió en los cuartos de final de la Euro 2024.

El equipo le ganaba a las individualidades

Sin perder el optimismo, Francesco Calzona tenía claras las diferencias: “Ellos valen 1500 millones y nosotros 150 millones. Inglaterra está llena de grandes estrellas, pero hasta ahora no están en su mejor momento. Así que ésta podría ser nuestra oportunidad de ganarles”, había anticipado el capitán Milan Skriniar. Según el defensor de PSG, la receta era “jugar como un equipo” y el plan se llevó a cabo a la perfección.

El aviso llegó a los 4 minutos: Dávid Hancko robó en mitad de cancha, tocó con Lukás Haraslín y fue a buscar al área. Cuando recibió, sacó un zurdazo cruzado que se fue ancho.

Eslovaquia presionó alto y provocó errores en la salida inglesa. Stanislav Lobotka comenzó a manejar los hilos y los Tres Leones se llenaron de nerviosismo e imprecisiones. En menos de 20 minutos ya tenían tres amonestados.

Hasta que a los 25, David Strelec aguantó la pelota en el borde del área y esperó a Ivan Schranz por derecha para asistirlo. Tras el preciso pase, el delantero de Slavia Praga cruzó su derechazo para el 1-0.

Recién en desventaja, mejoró Jude Bellingham. Sin su ritmo habitual, aunque con pincelazos de su talento. También levantó el joven Kobbie Mainoo, una nueva apuesta de Gareth Southgate en la mitad de cancha después de las chances que desperdiciaron Trent Alexander-Arnold y Conor Gallagher. Demasiado retrasado Harry Kane y entre poquito y nada de Phil Foden, quien en la semana hizo un viaje express por el nacimiento de su tercer hijo.

Ya en el complemento, Inglaterra tomó el control del encuentro, aunque sin la chispa necesaria para dar vuelta la historia. Le faltaba precisión en la última estocada. Similar a lo que experimentó frente a Eslovenia, pero con un agravante: estaba 0-1.

A los 50, Kane metió un pase profundo por izquierda, Kieran Trippier mandó el centro al medio y Foden tocó a la red. Mientras el futbolista de Manchester City celebraba simulando tener un chupete en la boca, llegó la revisión del VAR que detectó su offside.

Eslovaquia se replegaba y pudo haber aumentado con un remate desde mitad de cancha de David Strelec. A Inglaterra, el tiempo se le pasaba volando. El ingreso de Cole Palmer generó ilusión. Lo tuvo Kane con un cabezazo de pique fallido a los 77. Tres minutos después, Declan Rice rompió el poste derecho de Martin Dúbravka con un tiro desde afuera y el goleador de Bayern Munich no acertó con una tijera en el rebote.

Un talento individual para torcer el rumbo

Los de Calzona exprimían cada segundo con tal de descolocar al rival y defendían con los 11. El árbitro turco Umut Meler adicionó seis minutos. Y a los 95 y medio, llegó el punto de inflexión. Mientras el reemplazado Foden caminaba detrás del arco, Bellingham ensayó una chilena espectacular para el empate agónico.

Recién ahí se despertó el hasta el momento apagado público inglés. De hecho, varios ya habían abandonado el estadio de Schalke 04. La euforia aumentó apenas comenzó la prórroga, Kane fue a buscar extrañamente solo un cabezazo bombeado del ingresado Ivan Toney y clavó otro testazo para el 2-1. Dos rápidos golpes de nocaut para Eslovaquia.

Peter Pekarík todavía se debe estar preguntando cómo no entró la pelota que se encontró abajo del arco en el cierre del primer tiempo suplementario. Ya sin Bellingham ni Kane, Eslovaquia llenó el área de Pickford de centros en busca del gol salvador, que nunca llegó.

Las crónicas seguramente ya estaban tituladas con “un nuevo desastre de Southgate”. De repente, apareció la magia de Bellingham y la frustración se convirtió en esperanza. Del resto se ocupó Kane. Al final, reapareció la comunión de hinchas y plantel al ritmo de “Hey, Jude”.

Inglaterra estiró su estadía en Alemania en una ráfaga de lucidez y dejó a Eslovaquia tan incrédula como dolida.

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