El momento "Me Too" del fútbol español llevaba gestándose una década

La indignación por un beso del máximo dirigente del fútbol español en los labios de una futbolista ante millones de espectadores del Mundial se ha convertido en una bola de nieve que lleva años formándose en una nación cada vez más intolerante con los abusos.

El beso que dio Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), a Jenni Hermoso no solo amarga el triunfo obtenido en la Copa Mundial, sino que ha desencadenado un torrente de denuncias de otras mujeres deportistas sobre comportamientos depredadores por parte de hombres.

“Es la punta del iceberg públicamente de lo que veíamos en privado”, dijo a Reuters Verónica Boquete, que capitaneó a España en su primer Mundial en 2015.

El escándalo llega después de años de inquietud cada vez mayor en España por los abusos a mujeres, especialmente tras la sonada violación en grupo de una adolescente por parte de “La Manada” en 2016, que llevó al Gobierno liderado por los socialistas a reformar las leyes de consentimiento sexual.

En el caso del fútbol, los esfuerzos de la selección femenina por combatir el sexismo y alcanzar la paridad con sus compañeros masculinos se remontan a casi una década. El proceso incluye dos rebeliones en el vestuario que acabaron con las carreras internacionales de varias jugadoras.

Boquete lideró un motín que buscaba la dimisión del seleccionador Ignacio Quereda tras una pésima actuación en el Mundial de 2015, el único al que llegaron sus equipos en casi tres décadas.

Las jugadoras entrevistadas en un documental de Movistar+ de 2021, “Rompiendo el silencio”, describieron una cultura de acoso y condescendencia bajo su mandato.

Quereda no respondió a varias peticiones de comentarios enviadas a su teléfono, aunque en su momento dijo que las quejas de las jugadoras le “dolían… Porque no es verdad”.

La RFEF no respondió a una petición de comentarios sobre las acusaciones contra Quereda.

En el documental, la exportera Roser Serra dijo que Quereda se metía con las jugadoras más jóvenes delante del equipo, llamándolas gordas o diciendo que “necesitaban un hombre”. Las imágenes muestran cómo pellizcaba las mejillas de las jugadoras o las tiraba de la oreja.

“Nos trataba como a niñas. Eso le hacía sentirse el poderoso dentro del grupo”, dijo a los realizadores del documental Mar Prieto, que jugó con España entre 1985 y 2000.

Prieto acusó a Quereda de intentar controlar todos los aspectos de sus vidas, registrando las bolsas cuando iban de compras e insistiendo en que durmieran con las habitaciones de hotel abiertas durante las giras.

FUERA DE LO NORMAL

No se presentó ninguna denuncia oficial porque las jugadoras tenían miedo, según Boquete. “Mucha gente también normalizó comportamientos o actitudes o comentarios que evidentemente no eran normales”.

La RFEF no respondió a una petición de Reuters para conocer los detalles de las denuncias presentadas por maltrato a jugadoras en los últimos diez años y cómo se habían abordado, así como los detalles de los protocolos para la formación del personal administrativo y la denuncia de este tipo de quejas.

En su página web, tiene un documento detallado de julio de 2021 en el que se identifican los riesgos de acoso y abuso para los niños y adolescentes que entrenan en sus clubes, con directrices estrictas sobre la manera en que el personal administrativo puede evitar crear atmósferas hostiles.

Sin embargo, Reuters no ha podido encontrar ningún documento orientativo específico sobre acoso por razón de sexo o sexismo.

Quereda dimitió en 2015 en un comunicado emitido por la federación en el que no hacía referencia al motín de las jugadoras.

Fue sustituido por el actual seleccionador, Jorge Vilda.

Danae Boronat, presentadora deportiva, dijo a Reuters que algunos hábitos continuaron bajo el mandato de Vilda, como mantener abiertas las puertas de las habitaciones de hotel para poder vigilar el comportamiento.

Boronat, que entrevistó a las principales jugadoras españolas para su libro “Don’t Call Them Girls, Call Them Footballers” (“No las llames chicas, llámalas futbolistas”), dijo que las jugadoras acusaron a Vilda de microdirigir, como por ejemplo al dar instrucciones a las jugadoras veteranas sobre lo que tenían que decir en las entrevistas.

Vilda también apartó de la plantilla a varias de las cabecillas que solicitaron la destitución de Quereda, entre ellas a Boquete, en el que posiblemente fuera el mejor momento de la carrera de la futbolista.

En septiembre del año pasado, 15 miembros de su plantilla también se declararon en huelga y exigieron cambios en las condiciones de trabajo, como un fisioterapeuta y viajes en clase preferente para asegurarse de que descansaban antes de los partidos: condiciones habituales en las selecciones nacionales masculinas.

La mayoría de las jugadoras afectadas fueron apartadas de la plantilla, aunque se cumplieron algunas de sus reivindicaciones.

Vilda, que se enfrenta a un posible despido en los próximos días como parte de las consecuencias del beso de Rubiales, no respondió a una solicitud de Reuters para hacer comentarios enviada a la RFEF.

No obstante, tras el motín del año pasado, dijo en una rueda de prensa en noviembre que, en lugar de insinuaciones falsas, cualquier jugadora debería hacer públicas las quejas si no había recibido de él “un trato impoluto de respeto intachable”.

SEXISMO A TODOS LOS NIVELES

Al hilo de los abusos que el movimiento #MeToo ha denunciado en los últimos años por parte de hombres poderosos en todo el mundo, las periodistas deportivas españolas también han denunciado comportamientos sexistas.

La reportera Berta Collado se quedó una vez sin palabras cuando el presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, respondió a una pregunta ante las cámaras refiriéndose a sus pechos. Collado alabó esta semana al equipo femenino por “decir las cosas como son”.

Cerezo también dijo en 2018 a una reportera de televisión que le había preguntado por la tesorería del club que era de mala educación hablar de dinero, “y menos con una mujer”.

Al ser cuestionado por otros periodistas, Cerezo rechazó airadamente la pregunta por considerarla “la mayor estupidez que yo he visto escrita o que he oído en cualquier radio, televisión o periódico” y “un problema vuestro”. “No tengo nada en contra de las mujeres”, añadió.

Carlota Planas, fundadora de la agencia de fútbol femenino Unik Sports Management, que representa a varias de las ganadoras del Mundial, afirmó que el sexismo existe en todos los niveles de este deporte, desde la base hasta la selección nacional.

“No puede ser que por practicar un deporte te expongas a que ocurran estas cosas”, dijo Planas.

Los dirigentes autonómicos de la RFEF han prometido cambios estructurales, pero Boronat dijo que no esperaba un cambio cultural inmediato dado el predominio masculino en la federación.

Aun así, esos hombres estarán ahora más vigilados, añadió.

“Lo que ha ocurrido es muy bueno, porque ha sacado a la luz el tipo de personas que están ahí, su forma de comportarse y cómo se protegen”, afirmó Boronat. “Estamos más cerca, pero de un día para otro esto es muy difícil de cambiar”. 

Con información de Reuters

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