El tenis dejó en evidencia al fútbol: cuando los precios se alejan de lo popular

El fin de semana, en pleno barrio de Palermo, se jugó una nueva edición de la Copa Davis. El equipo argentino superó a Lituania en el mítico Buenos Aires Lawn Tenis y, de esta forma, se clasificó para el Grupo Mundial que se llevará adelante en 2024. Más allá del triunfo nacional con la presencia de Sebastián Báez y Francisco Cerúndolo, en la serie ante el conjunto europeo se observó una postal especial para el tenis argentino: se jugó -principalmente el sábado- en un estadio colmado. Incluso, según revelaron desde la organización, las entradas estaban agotadas.

Este último fin de semana de Copa Davis dio una situación que, de algún modo, trastocó la histórica idea que relaciona que relaciona el tenis con un sector acaudalado con respecto a otros deportes. Está claro que para practicar el deporte se necesitan elementos muchos más caros que para jugar al fútbol. El valor de una raqueta de buena calidad es muy superior al de una pelota y, desde ya, eso hace al fútbol el deporte más popular de todos.

Sin embargo, a la hora de poder ser espectador de un evento o de acercarse a los protagonistas, el tenis –y en especial esta última serie de Copa- estuvo mucho más cerca de “lo popular” que el fútbol. Si bien ocurrió hace dos semanas, la decisión de la Asociación del Fútbol Argentino de generar una serie de categorías que ordena que hinchas pueden tener prioridad para comprar entradas siendo parte de un “club exclusivo” causó revuelo en los hinchas nacionales y, tras lo ocurrido este último sábado y domingo en una cancha de tenis, la ironía sobre el deporte popular queda aún más expuesta. 

Para este encuentro de Copa Davis entre Argentina y Lituania la organización decidió que las entradas rondaron los 10 mil pesos en formato abono. Si se sacaba por separado, incluso, para ambos días -sábado y domingo- podría llegar hasta 17 mil pesos. Mientras que, por ejemplo,  para las plateas laterales, el valor rondó los 12 mil pesos.  Con respecto a la comida, los valores de papas con una gaseosa o, incluso, el clásico combo pancho más gaseosa rondó en 2.500 pesos. Es decir, la suma de un abono más un pancho y una gaseosa cola no estaba por encima de los 15 mil pesos en total. 

A esto se suma que el espacio que tienen los organizadores del torneo de tenis para recaudar dinero no pasa de las 5.500 mil personas, ya que eso es -aproximadamente- la capacidad en el BALTC.

Por el contrario, para el partido frente a Ecuador por las Eliminatorias la Asociación del Fútbol Argentino tomó la decisión de poner entradas al doble del valor que la más barata para la Copa Davis. En este recuerdo, por ejemplo, una entrada general salió 19 mil pesos, mientras que la Sivori y Centenario Media estaban alrededor de 39 mil pesos junto con la San Martin y Belgrano Alta. En total más de 80 mil personas podían llegar a pagar esos precios. Por otro lado, la AFA -para esa misma semana- decidió sacar categorías para entregar prioridades a la hora de comprar tickets: bronce, plata y oro. 

En este escalafón, ser “socio bronce” de la AFA vale 24 mil pesos por año que no entrega un descuento en el valor de la entrada, sino que soló da “prioridad” a la hora de comprar. Es decir, esos 19 mil pesos de general aumenta. Si se tiene en cuenta que son “pocos” los partidos que se juegan en un año de local, el valor de una general pasa a casi 23 mil pesos al dividir ese abono en categoría “bronce”. 

Si bien es verdad que el equipo argentino de Copa Davis no fue el que sacó cinco millones de personas a la calle el 19 de diciembre de 2023 y eso es un argumento muy fuerte para abolir esta comparación, lo cierto es que, a diferencia de torneos o exhibiciones, en este caso una Selección Nacional que tiene arraigo en el deporte argentino se jugaba su vuelta al Grupo Mundial. Una Selección Argentina que necesita el apoyo de su gente.

De esta forma las decisiones que alejan a la gente -que igual va por el amor a los jugadores- se hacen evidentes. Ellas son la aparición de nuevas categorías para sacar entradas con prioridad, el valor de los tickets llega a casi un tercio de lo que es un salario mínimo en el país y, además, se suma con la dificultad de tener que ir a buscar las entradas en formato físico un día antes de que se juegue el partido. Es decir, casi un día laborable perdido. Así el deporte más popular de Argentina -y del mundo- queda en evidencia ante una actividad que en el imaginario colectivo está ligado a clases más altas.

Si bien es atendible la necesidad -y la búsqueda- de la AFA de tratar de subir el precio a la Selección Argentina y de hacer “caja” con el equipo argentino, existen otras situaciones a tener en cuenta. Los negocios que trae el fútbol argentino van más allá de la exclusividad para ver a los futbolistas campeones del mundo.  En este reino del revés, lo que parecía popular se tornó exclusivo y, este fin de semana, quedó más expuesto que nunca. 

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