La tormenta árabe que despejó el horizonte de la Argentina en Qatar

(Por Fernando Bianculli) “Esto es fútbol, así es a veces. Pasarán la fase de grupos y saldrán campeones del mundo”, aseguró Hervé Renard, DT de Arabia Saudita, minutos después de dar la primera sorpresa en la Copa Mundial Qatar 2022, al ganarle inesperadamente a la Selección Argentina en Lusail.

Con el pitazo del neerlandés Paulus Van Boekel en el minuto 100, los miles de hinchas argentinos en el majestuoso estadio del emirato fijaron su mirada sobre el césped en busca de una explicación, mientras la predominante mayoría saudita, alegre y burlona, saboreaba un resultado histórico para el fútbol árabe.

En el círculo central, un Lionel Messi de gesto adusto, con las manos en la cintura, experimentaba otra vez el sentimiento de frustración con la camiseta “albiceleste”.

El mediodía qatarí de ese 22 de noviembre de 2022, las primeras horas de la mañana en Argentina, se transformó en un infierno una vez consumada la derrota, una de las peores para la Selección en la historia de los Mundiales, que evocó a la sufrida con Camerún en el debut de Italia ’90.

Como en aquella jornada en Milán, Diego Maradona estuvo presente en Lusail pero no físicamente sino en el recuerdo de los argentinos, a sólo tres días del segundo aniversario de su muerte, en el primer partido por una Copa del Mundo tras su desaparición.

El estreno en Qatar 2022 se insinuó como un trámite desde los 10 minutos cuando Messi convirtió un penal decidido por el grupo arbitral, a instancias de VAR, ante un discutible agarrón a Leandro Paredes en una pelota parada.

Sin embargo, la sensación de una victoria cómoda fue cambiando a medida que Arabia Saudita emitía señales de orden y concentración para utilizar de manera infalible el recurso de la posición adelantada.

Sólo en la primera parte, los “Halcones del Desierto” provocaron siete fuera de juego, tres de los cuales terminaron en goles anulados a Messi y Lautaro Martínez (2).

En el segundo tiempo, el rendimiento argentino decayó y Arabia lo aprovechó con rápidas transiciones que nacieron luego de bloquear el circuito del juego argentino en la mitad de la cancha. Saleh Al Shehri y Salem Al Dawsari, en cinco minutos, dieron vuelta el marcador.

Argentina buscó el empate hasta el último instante, pero el apuro y el nerviosismo le impidieron generar ataques de calidad, por lo que la derrota fue inevitable después de un invicto de 36 partidos en el ciclo Scaloni.

“Es una situación que hacía mucho tiempo no pasaba la Selección, ahora tenemos que demostrar que un grupo de verdad para salir adelante”, convocó Messi en su rol de capitán al final del partido.

“Es un día triste, difícil de asimilar esta derrota porque nos hicieron dos goles en cinco minutos en las únicas veces que nos patearon al arco. No queda otra que levantarse y seguir”, asumió el entrenador.

“Nunca está bueno perder, ni el primer partido, ni el segundo y ni el tercero. Se nos escapa el de hoy cuando veníamos de una dinámica positiva. Por suerte tenemos dos partidos por delante y lo vamos a sacar”, confió el DT de cara a los compromisos siguientes del Grupo D ante México y Polonia.

Pero las palabras de mayor optimismo para la Argentina llegaron del vestuario rival, pronunciadas por el francés Renard, quien no se dejó obnubilar por el resultado y proyectó la presencia de la “Albiceleste” en la final del 18 de diciembre en Lusail.

De todos modos, hasta esa fecha, hubo mucho recorrido por desandar y varias historias más para articular el inolvidable guion de la tercera consagración del seleccionado argentino. La tormenta árabe fue un fenómeno pasajero y, en perspectiva, sirvió para despejar el horizonte de la Argentina en Qatar.

Con información de Télam

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