Nicolás Brussino: “Tenemos una presión linda porque estamos de locales y nos jugamos el único pase al Preolímpico”

Argentina se juega este domingo ante Bahamas la posibilidad de seguir con chances de participar del torneo de básquetbol de los Juegos Olímpicos de París 2024. El ganador de la final del clasificatorio que se disputa en Santiago del Estero accederá a uno de los torneos Preolímpicos de julio del año próximo.

Es a todo o nada y Nicolás Brussino lo sabe. En una entrevista exclusiva con ESPN, el alero de 30 años, máximo anotador argentino en el encuentro inicial con 21 puntos (5 de 7 en triples) explicó qué debe corregir el equipo respecto a la derrota ante los centroamericanos en el debut del torneo: “Si sacamos una ventaja grande, sabemos que ellos tienen buenos jugadores y pueden achicar esa diferencia, entonces tenemos que soportar ese golpe. En el primer partido les sacamos 18 puntos y pensamos que lo teníamos controlado y cuando ellos se acercaron nos volvimos un poco locos y nos desenfocamos pensando en la ventaja que habíamos desaprovechado. Tenemos que ir construyendo el juego minuto a minuto sabiendo que hay momentos en los que podemos escaparnos y otros en los que ellos pueden alejarse. Tenemos que saber seguir el camino del scouting, de lo que preparamos durante un mes y medio y no salirnos del plan de juego. En el primer partido nos fuimos, nos apresuramos en ataque y dudamos en defensa, algo que es peligroso contra este tipo de jugadores”.

-¿Tienen presión por ganar el torneo y clasificarse al Preolímpico?

-Siempre la tenemos porque estamos en la Selección Argentina, que es una de las mejores del mundo. Hemos demostrado que podemos competir a nivel internacional, que somos buenos. No haber llegado al Mundial fue un golpe bajo para nosotros, así que tenemos una presión linda porque estamos de locales y con nuestra gente. Sabemos que nos jugamos el único pase al Preolímpico y estas son las cosas que a los deportistas nos gusta vivir.

-Seis meses después de la no clasificación al Mundial, ¿qué análisis hacés de ese proceso?

-Fue un proceso medio complicado que tuvo en el medio la AmeriCup en la que fuimos campeones, algo que indica que no hicimos las cosas tan mal. Tuvimos mala suerte con algunos resultados, hubo ventanas en las que faltaron jugadores que estaban en la NBA o en la Euroliga y no pudieron viajar, nunca tuvimos el mejor equipo posible y desde que Pablo Prigioni tomó el cargo no tuvo tiempo de trabajo para incorporar sus conceptos porque teníamos pocos días y nos tocaba competir. Todo eso influyó en el resultado final y el hecho de no estar en el Mundial nos dejó un dolor importante y ahora tenemos una oportunidad para que ese dolor disminuya un poco.

-¿Vas a mirar la Copa del Mundo?

-Sí. Me gusta el básquetbol. Estoy mirando los amistosos previos también. Quiero ver cómo va a afrontar el torneo Estados Unidos con un equipo sin tantas figuras, es uno de los candidatos a ganar pero en el último Mundial no le fue bien.

Pablo Prigioni, entrenador del seleccionado argentino, incorporó a partir del proceso de preparación para el clasificatorio a los Preolímpicos un nuevo sistema de juego, con mayor cantidad de posesiones, más velocidad en las ejecuciones y el triple como opción principal en ataque. Brussino, un excelso tirador, analizó estas modificaciones en el estilo de juego.

-¿Cómo te sentís jugando con cuatro jugadores abiertos y con el tiro de tres puntos como arma principal en el ataque?

-Me siento cómodo. Tenemos los jugadores indicados, la capacidad, el talento y la energía para usar ese sistema, aunque a veces nos apresuramos mucho y pecamos de ir a demasiada velocidad. Nos estamos adaptando y cuando encontremos el equilibrio que necesitamos, las cosas serán mejores

-Sos un especialista en triples, ¿te ayuda esta manera de jugar?

-Sí, pero no soy un jugador que tiro en todas las oportunidades que tengo. En los últimos años en Europa me adapté más a un sistema de juego de consumir los segundos y después encontrar la mejor opción. Pero en este proceso de Selección debemos adaptarnos al sistema que quiere el entrenador, que es aprovechar cada ventaja que tengamos, ya sea a los 5, 10, 15 o 20 segundos de posesión.

Brussino debutó en la Selección en el Sudamericano de 2014 en Isla Margarita. Ya pasaron nueve años desde entonces y el cañadense acumula 71 partidos con el conjunto nacional en los que convirtió 559 puntos (7,9 por encuentro).

-¿Qué pensás de tu trayectoria en el seleccionado argentino?

-Me siento parte de la Selección. Los primeros años fueron más de aprendizaje, de ver qué pasaba, pero hoy ya soy un jugador importante en el equipo, tengo que cumplir una función y estar presente. Antes jugaba algunos minutos y nada más, pero ahora tengo que aportar constantemente, estar enfocado y asumo esa responsabilidad. Además, debo ayudar a los jóvenes nuevos que se suman”.

-¿Tenés un rol de líder al ser de los más experimentados del equipo?

-Hay distintos líderes. Facu es nuestra bandera en la cancha, se hace cargo de los momentos decisivos. Cada uno tiene sus momentos, ya sea en el vestuario o durante el juego en el que podemos indicarle algo a los asistentes, al entrenador o a algún compañero, incluido Facu. Cada uno sabe lo que le puede aportar al equipo a partir de su experiencia y trayectoria y que eso sea positivo para la Selección”.

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Brussino llegó a este torneo con la Selección tras una gran temporada en Gran Canaria de España: fue elegido mejor jugador latinoamericano de la temporada en la liga española y se consagró campeón de la Eurocup, lo que le permitía al equipo competir en la Euroliga, el máximo torneo continental, pero el club desistió de participar por no poder afrontarla económicamente. “Éramos conscientes de la situación que se vive en Gran Canaria. Estamos muy alejados de la península y sabíamos que iba a ser difícil participar, aunque teníamos la ilusión. Cuando se acercaba la fecha límite y no había noticias fuimos aceptando que no jugaríamos. Ojalá que volvamos a ser campeones y esta vez sí se pueda tomar el compromiso de ir a la Euroliga”, dijo Nico.

Durante las vacaciones en su Cañada de Gómez natal, Brussino disfrutó de su actividad favorita: comer “entre tres y cuatro asados por semana con amigos”. Es más, eligió esa actividad la noche del 24 de junio en la que Maxi Rodríguez, uno de sus jugadores favoritos de la historia de Newell’s, club del que es hincha, protagonizó su despedida. “Cuando yo estuve en Dallas me mandaron una camiseta de Maxi y subí un video agradeciendo, después me invitaron a la cancha y me entregaron otra camiseta en el medio del estadio, pero no tengo una relación cercana con él”, explicó Brussi.

En ese encuentro, Lionel Messi jugó en el estadio Marcelo Bielsa. A pesar de que el mejor jugador del mundo es hincha del equipo rosarino, Brussino no imaginó que pudiera regresar a Newell’s cuando terminó su vínculo con PSG. “El sueño de que Messi vuelva a Newell’s siempre está, pero la situación del país no está como para que se concrete. Él genera mucho y creo que no estamos capacitados como Liga para recibirlo. Messi yendo a jugar de visitante a cualquier cancha sería muy complicado y en Rosario querrían ir hinchas de cualquier club a verlo, no solo de Newell’s, y los estadios no tienen la capacidad como para un fenómeno así. Igualmente, ojalá que algún día vuelva y se vista con nuestros colores y podamos disfrutarlo, pero es muy difícil. Haberlo tenido en el Coloso para el partido de Maxi fue una alegría”.

No fue a la despedida de Maxi y no tuvo contacto con Messi, pero Brussino sí tuvo vínculo con otro de sus ídolos: Emanuel Ginóbili. “Con Manu estuve poco. Solo en la preparación y los Juegos Olímpicos de 2016. Yo era muy joven y nunca salí de mi asombro al tener que enfrentarlo en los entrenamientos y compartir el día a día con él. Después nos enfrentamos en la NBA y me invitó a comer a su casa. Me enseñó cómo era el ambiente de la NBA y cuando me fui estuvo pendiente de cuál sería mi futuro. Aprendí mucho de él cómo debe ser un jugador tanto fuera como dentro de la cancha y cómo cuidarme. Fue un referente”.

-¿Tenés algo de él?

-No, somos muy diferentes. Ojalá hubiese tenido algo de su juego. Lo único que tengo igual que él es la nacionalidad.

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