Omar Quintero, el Jimmy Lozano del basquetbol mexicano

Omar Quintero creció viendo jugadas de Michael Jordan en VHS, fue jugador de una selección mexicana que nunca llegó a un Mundial, pero llega ahora como entrenador.

“Hicimos historia. Es lo que les decía, hicimos historia, créanselo… Los mexicanos podemos g… podemos, créansela”.

La arenga es de Omar Quintero la noche del 26 de febrero de 2023 en la Antel Arena de Montevideo, minutos después de que México derrotara a Uruguay 82-69 y amarrara la calificación al Mundial de Basquetbol 2023.

El gesto de Quintero, primer coach mexicano en la selección de basquetbol en más de tres lustros, reflejaba la satisfacción del deber cumplido a pesar de las pocas esperanzas. A Omar, originario de Nogales, en Sonora, una tierra donde solo hay basquetbol o beisbol, siempre le dijeron que no lograría lo que deseaba: Ser basquetbolista, jugar en el extranjero, destacar en la selección o ir a un Mundial… y todo lo consiguió.

Quintero empezó en el baloncesto a los nueve años en la primaria Ignacio W Cobarrubias, cuando se quitaba el uniforme escolar usaba el 11 de Isaiah Thomas porque no lo dejaban usar el 23 de Michael Jordan. En aquellos años, los noventa del siglo pasado, la regla indicaba que solo se podían usar números corridos del cuatro al 15.

A los 16 años, cuando se motivaba viendo jugadas de Jordan grabadas en VHS, debutó en la selección nacional de México y fue el guardia tirador titular durante 17 años. “Omar en toda su trayectoria como jugador, cuando se le convocaba a la selección, era el primero en llegar y el último en irse”, cuenta Modesto Robledo, presidente de la Ademeba (Federación de Basquetbol en México). “La identidad que tiene Omar desde jugador con la selección ha funcionado para que los que se suban tengan por delante los colores de México. A pesar de los rivales te dice que va a ganar y siempre lo va a estar intentando”, añade.

Omar entendió en ese camino que para defender el jersey nacional se necesitaba más que ser un buen anotador. “No hay nadie que les pueda mostrar mejor la identidad de cómo sentir la camiseta, yo lo viví dentro, nadie me va a contar, yo les digo que sé lo que es y es lo mínimo que les pido: Energía y esfuerzo”, dice Omar en entrevista.

En México, la selección de basquetbol es una oda al sufrimiento. Se juega siempre al límite, contra el pronóstico y es una paradójica mezcla de mexicanos nacidos en territorio nacional y mexicanos por el origen de sus padres. Entender esa combinación no es sencillo para el comandante del grupo, por eso la llegada de un coach mexicano facilitó la ruta para este Mundial.

Como jugador, Omar Quintero debutó en Correcaminos de la Universidad de Tamaulipas y tiene el inalcanzable récord de puntos anotados en un juego de la Liga Mexicana (87). En Venezuela impuso una marca de 77 tiros libres anotados de forma consecutiva.

En el Preolímpico de 2003 fue líder anotador de una selección mexicana de ensueño que tenía, como pocas veces, al NBA Eduardo Nájera entre sus filas. Ese equipo derrotó a Argentina en el inicio del torneo, un rival que era subcampeón mundial y que se quedó con el oro olímpico un año después en Atenas.

Contra Estados Unidos, Omar Quintero enfrentó a Allen Iverson, figura de los 76ers de Philadelfia en la NBA. “Los únicos dos jugadores se han ganado mi respeto son Quintero y Nocioni”, dijo Iverson luego del torneo.

El prestigio ganado ahí le llevó a ser el primer mexicano que jugó en la ACB española, con el poderoso TAU Cerámica, y en los torneos continentales de Europa enfrentaba a gigantes que no lograban bloquearlo. Recibió invitaciones para campos de entrenamiento de la NBA, pero nunca le garantizaron contrato y prefirió irse por la ruta segura.

El vaticinio

Omar Quintero jugaba en los Panamericanos de 2011 en Guadalajara cuando Sergio Valdeomillos, coach español de la selección mexicana, le dijo que tenía pinta de entrenador. Lo vio porque Omar tomaba café en lugar de bebidas hidratantes, no era un jugador normal.

La posición de guardia además le incitó un par de virtudes que luego se convirtieron en armas para entrenar: Aprendió a leer el juego y a dar órdenes dentro de la duela.

Cuando llegó a la selección mexicana tenía hambre de revancha porque nunca pudo ir a un Mundial ni a unos Juegos Olímpicos. “Es lo más grande que tenemos como entrenadores, es la cúspide, sobre todo en esta etapa Mundialista. Clasificar por segunda vez en 50 años y la primera vez en este formato te habla de que los mexicanos lo podemos hacer. Ahí está el Jimmy Lozano haciendo las cosas bien en el futbol y (Juan Gabriel Castro) en el beisbol también”, presume.

El partido de despedida de México fue a finales de julio en la Arena Ciudad de México, uno de los invitados fue Jaime Lozano. Ambos jóvenes, mexicanos y sin ir a Mundial, pero hambrientos por dirigirlo.

“Hay que felicitar a los tres presidentes de las federaciones porque están apostando por gente nueva, sangre nueva, lo que les digo es que aquí está el cambio generacional, tenemos 28 años de media de edad y creo que eso era importante, creer en nosotros, somos gente que cada día nos estamos capacitando, estamos queriendo ser mejores y eso se lo transmitimos a los jugadores”, afirma.

Y así fue, Omar Quintero tomó la selección sobre la hora para jugar la eliminatoria a los Juegos Olímpcios de Tokio 2020, apenas saliendo de un castigo de la FIBA que casi impide disputar el torneo. Poco tenía que ofrecer a sus convocados, con quienes hablaba y apelaba al arraigo. “Fui uno de los primeros jugadores que el coach Omar llamó cuando las cosas en el basquetbol mexicano estaban en su peor momento. Me encantó la idea de representar a México en las buenas y las malas, ahora que estamos en las buenas podemos disfrutar del proceso”, cuenta Gabriel Girón, capitán mexicano y quien fue cortado a pocos días de disputar el Mundial de 2013 en España.

La bandera de Omar Quintero es el orgullo, leer el juego dentro y fuera de la cancha. Por eso se rodeó de Kaleb Canales, un entrenador mexicano con experiencia en la NBA que ha sido clave para la lectura del juego, y del empresario Carlos Lazo, quien aportó alrededor de 12 millones de pesos para costear la eliminatoria.

Al Mundial de 2023 México llega como víctima, situación acostumbrada para Omar, en un grupo junto a Montenegro, Lituania y Egipto. La misión, ganar dos juegos para avanzar de ronda: “Desde un principio les dije que la meta era llegar al Mundial, ahora vamos a tratar de llegar lo más lejos posible, este equipo está diseñado con la mentalidad de jugar para ganar, vamos a tratar de llegar lo más lejos posible, de ser ese caballo negro que nadie espera”, promete Omar. El viernes tiene su primera prueba.

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