BASQUET – Torneo NCAA: La puertorriqueña Hannah Hidalgo quiere ganar el campeonato con Notre Dame

Hannah Hidalgo quiere ganar un campeonato.

Es una espinita que se le ha quedado desde la preparatoria, cuando no logró guiar a su querida alma máter Paul VI High School al campeonato, pese a haber sido nombrada la Jugadora del Año Gatorade del Estado de Nueva Jersey y a haber sido nombrada la co-MVP del prestigioso Juego All-American de McDonald’s en 2023.

La base armadora quiere celebrar con su equipo, y ahora su equipo es Notre Dame. En su primer año, se ha lucido tal vez más allá de las expectativas. Es la tercera mejor anotadora de la nación con 23.8 puntos por partido.

Ha anotado en dobles dígitos en los 28 partidos esta temporada, con 20 o más puntos en 24 ocasiones. Su promedio de 4.6 robos por juego, con 147 robos de balón en total, es número uno en la NCAA.

Si creen que es increíble ver a Caitlin Clark de Iowa desplegar sus destrezas en un partido, pues es mega-divertido ver a la talentosa Hannah Hidalgo jugar. Una sugerencia: preparen sus botanas, sus ‘snacks’, antes del partido porque si se paran un segundo, podrían perderse un momento mágico de Hannah en la cancha.

Esta temporada Hidalgo fue nombrada la Mejor Jugadora de Primer Año de la Conferencia ACC y Mejor Jugadora Defensiva de la ACC.

Esta semana Hidalgo fue nombrada al primer equipo All-American de AP. Pero los honores individuales no le saben igual a esta estrella de primer año sin un campeonato. Y precisamente gracias a Hannah, las Fighting Irish sueñan con alzar el trofeo de la NCAA.

El camino hacia ese campeonato empieza este sábado, cuando Notre Dame reciba a Kent State en la primera ronda del Torneo de la NCAA.

Y su padre Orlando Hidalgo, en entrevista exclusiva con ESPN Digital, advirtió, “Odia perder mas de lo que le gusta ganar”.


LA (SUPER-)PREPARACIÓN ES LA CLAVE DEL ÉXITO

Orlando conoce bien el juego de su hija en la cancha, ya que ha entrenado a Hannah y a los cuatro hermanos de Hannah en algún momento dado de sus respectivas vidas y carreras.

En la secundaria, Hannah jugó con los varones, según cuenta Orlando, “porque era una de las mejores jugadoras con los varones”. Además, él confiesa que quería que ella tuviese esa ventaja de jugar con los niños de mayor agresividad, cualidad física y tamaño. Esa preparación sin duda fue uno de los factores que ayudó a llevarla al próximo nivel en cada paso de su trayectoria.

Hannah ha probado ser una general de piso sin par con las Fighting Irish. Tiene un excelente tiro en suspensión saliendo del bloqueo y continuación, es fantástica con los triples, inmejorable en los robos, su velocidad y juego de pies son de ensueño para cualquier entrenador… Sin embargo, según su padre, una de las mejores cualidades de Hannah en la duela es cómo eleva su juego cuando hace falta. Eso le servirá como anillo al dedo en este Torneo de la NCAA.

La dedicación, el hambre por la perfección y la competitivad, características natas de Hannah, sellan la fórmula ganadora que encaminó Orlando, quien fue coach de baloncesto de Hannah en la prepa.

La madre de Hannah, Tamara Hidalgo, también habló en entrevista exclusiva con ESPN Digital. Describió como “abrumador, pero también fascinante” ver todos los acontecimientos de su hija esta temporada.

Además, le es grato ver cómo su hija representa con dignidad su identidad puertorriqueña y su identidad afroamericana con la persona que muestra ser semana tras semana, “Ella trasciende las barreras del racismo. No sólo es una mujer, sino que es una mujer hispana y una mujer afroamericana y lo está haciendo bien. … Está cumpliendo y no sólo cumple, cumple con clase. Muchas veces nos menosprecian por ser inferiores, pero ella está superando los estereotipos. … Es ejemplo positivo para quienes la rodean”.


LA LOCURA DE MARZO… EN CASA DE LOS HIDALGO

Si piensan que los padres de la gran Hannah Hidalgo solo hablan de baloncesto con Hannah, piensen otra vez.

Los padres de la gran Hannah Hidalgo solo hablan de baloncesto con Hannah cuando ella quiere hacerlo, por supuesto. Esto puede ser, por ejemplo, para discutir lo que pasó en un juego o si sucedió algo importante. De lo contrario, a veces Hannah llama solo para hablar sobre calzado deportivo con papá y para que mamá le cuente un chiste, como cualquier joven universitaria de 19 años.

A veces Hannah no quiere hablar sobre baloncesto. Sus padres han aprendido a no presionarla en esos momentos. Cuando de seguro evitan hablarle a Hannah sobre baloncesto es después de una derrota de su equipo: “Ella no quiere hablar con nadie”, según Orlando.

Eso no pasó mucho este año porque gracias al talento de Hannah y compañía — bajo el sistema de Niele Ivey, Entrenadora del Año de la Conferencia ACC en 2023 y finalista para el premio Naismith a Entrenadora Nacional del Año el año pasado — las Fighting Irish solo sufrieron seis derrotas esta temporada. Ahora son segundas sembradas en la Región Albany 1, en la cual el primer sembrado es el invicto South Carolina (33-0), que el viernes debutó en el Torneo de la NCAA con victoria contundente sobre Presbyterian (21-15), 91-39.

Entrenador al fin, Orlando dice que antes de los partidos de March Madness, tendrá las mismas conversaciones con Hannah que durante el resto de su primera temporada estelar en Notre Dame. “Podría darle pequeños consejos sobre su rival y cómo defender a ciertas jugadoras, y eso es algo que siempre he hecho. … No puedes robarle el balón a ella porque ella puede manejar el balón”.

Ver a Hannah Hidalgo robar un balón es como ver una obra de arte, pero sucede tan rápido, que ojalá hubiera una repetición instantánea con cámaras de cada ángulo cada vez que lo hace. Es rápida y sabe ser oportunista.

Pero, según Orlando, tampoco puede arriesgarse a diestra y siniestra. Explica que ella ha aprendido cómo ajustar su juego al deporte colegial y a los oficiales, pues no se puede dar el lujo de recibir demasiadas faltas por las jugadoras lesionadas que tiene Notre Dame; ellas la necesitan sobre la duela.

Tamara admira la tenacidad de su hija: “Ella nunca ha tenido el camino fácil. Incluso en las ligas de recreación, era la más pequeña. Ahí comenzó su defensa porque siempre le decíamos, no te preocupes por el tiro que vendrá. Simplemente juega a la defensiva. Ahora se ha convertido en ese momento crucial en su juego, donde es una chispa para ella. Ella hace un robo y se convierte en ofensiva”.

Su madre dice que se emociona mucho y se pone demasiado nerviosa cuando ve a su hija jugar en partidos importantes, como el reciente partido de campeonato del Torneo ACC contra NC State. Con su calma en la recta final, Hannah encestó la canasta definitiva que le dio la vuelta al marcador y alzó a Notre Dame a su primer título desde que llegó Ivey en 2020. Hannah fue nombrada la MVP del Torneo.


VALORES FAMILIARES SÓLIDOS

La familia Hidalgo es muy unida. Tamara y Orlando han estado casados ya 33 años.

Orlando se mudó a Puerto Rico — tierra de sus padres — con su familia del séptimo al noveno grado y allí pudo pulir su español aunque desde entonces ha vivido en los Estados Unidos hablando mayormente inglés. Orlando cuenta que al principio de su relación intentó enseñarle español a Tamara, pero ella pensaba que él se iba a reír de ella si se equivocaba así que desistieron.

La pasión por el deporte siempre ha sido una base de la familia. Por supuesto, Hannah creció en Nueva Jersey jugando baloncesto con sus cuatro hermanos, tres de ellos mayores que ella.

Revela su madre, “Mucha gente no sabe que Hannah es igual de buena en el fútbol. Y ella eligió el baloncesto. Supongo que porque todos los chicos estaban jugando. Y era con su padre entrenado. Y es lo que le encanta hacer”.

Alrededor de los 10 años de edad, hizo atletismo, como su madre (quien también jugó baloncesto), corriendo y lanzando la jabalina. La velocidad que mostró al ayudar al equipo de Willingboro, Nueva Jersey a conseguir el sexto lugar en el relevo de 4x400m en los AAU Junior Olympics de 2015, sigue siendo clave para ella hoy en la duela. También consiguió el noveno lugar en el evento de jabalina ese año.

La religión es también un lazo fuerte en la familia Hidalgo; son cristianos renacidos. Orlando agradece que “su fe realmente habla de quién es (Hannah)”. Añade que el contraste de su hija es que “es muy amable, muy generosa, muy cariñosa fuera de la cancha. En la cancha, es una bestia”.

Tamara Hidalgo reflexiona con amor que Hannah no solo se parece a su abuela paterna, sino que, de hecho, tenía una linda conexión con su abuela puertorriqueña.

Aunque Hannah ha decidido representar a Estados Unidos a nivel internacional en lugar de Puerto Rico, se enorgullece de sus raíces latinas. Ha tomado algunas clases de español. Su madre piensa que si a su hija se le prende el mismo chip enfocado para el español que lleva en la cancha, aprenderá a hablar el idioma súper rápido. “Ella es la niña más competitiva y por eso querrá mostrarte cuánto español aprendió porque querrá hablar mejor que tú”, sentencia Tamara.

Bueno, lo primero es lo primero. Y la boricua Hannah Hidalgo quiere ganar el campeonato de la NCAA con Notre Dame.

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