El día de Carlos García Cambón en un superclásico inolvidable

(Por Héctor Sánchez) – En la liturgia “xeneize” hay fechas que tienen un lugar especial por recordar campeonatos y títulos ganados pero una se destaca por la significancia del rival de siempre y una goleada que aún hoy mantiene un récord imbatido: el 3 de febrero de 1974 cuando Carlos María García Cambón convirtió cuatro goles en su debut con la camiseta de Boca en la goleada 5-2 contra River, hito del cual mañana se cumplirán 50 años.

Una Bombonera ansiosa con las dos hinchadas expectantes ante el comienzo del Metropolitano veía cómo la lluvia y el sol se alternaban a la espera del comienzo del superclásico, en la primera fecha del campeonato. Hasta que la pelota comenzó a rodar y el clima entonces pasaba a segundo plano.

Por el lado de Boca, la expectativa tenía un destinatario: la camiseta número 9 la llevaba puesta por primera vez un zurdo fino, elegante y muy inteligente para jugar que a sus 24 años ya había conocido las mieles de ser campeón con aquel exquisito Chacarita de 1969. Había llegado al club de la Ribera pocos días atrás y nada menos que para reemplazar al cordobés Hugo Curioni, quien se había llevado a Europa los 108 goles convertidos en 209 partidos, desde 1970 a 1973.

Nacido el 29 de marzo de 1949, García Cambón también lucía otra medalla: la del Campeonato Sudamericano de 1967. Y un solo amistoso había jugado con el once boquense antes del aniversario de marras: el 20 de enero, dos semanas antes, fue titular en el triunfo ante Huracán por 4-2 en Mar del Plata, y fue reemplazado por Luis Carregado en el segundo tiempo.

La ficha a un pleno se la había jugado Rogelio Domínguez, entrenador de Boca y quien lo había dirigido en el “Funebrero” en 1972. Y que el “Xeneize” tenía 9 quedó en claro a los dos minutos de juego, con su primer grito de la tarde.

“El primero fue un mal rechazo de Hugo Pena y yo, que venía a la carrera, definí desde afuera del área”, recordaba García Cambón, quien podía revivir cada tanto del póker perfecto: “El segundo llegó tras un córner, arremetí, la pelota me pegó en un muslo y me metí adentro del arco. En el tercero, rematé, el Pato (Ubaldo) Fillol dio rebote y metí un cabezazo por encima de todos. El más lindo fue el cuarto, tal vez el más gol más hermoso de mi carrera. Hubo una serie de paredes, (Osvaldo) Potente me la devolvió de taco y de espaldas al arco, eludí a Fillol y definí con el arco vacío”.

“Nunca había soñado con hacer un gol en el debut, en todo caso me contentaba con jugar bien y con dejar una impresión positiva”. Y vaya si la dejó, junto con una marca aún no superada por ningún jugador de Boca o de River en un superclásico: 4 goles el día del debut. De hecho, el delantero tapa de todos los diarios al día siguiente, y de todas las revistas deportivas de la semana, nunca volvió a convertir 4 goles en un partido.

El contexto de aquel superclásico fue ampliamente favorable a Boca, con un juego deslumbrante y una holgura que en el marcador solo sufrió un susto cuando a los 16 minutos del primer tiempo Jorge Ghiso lo empató transitoriamente.

A los 37 llegó el segundo del “9” y en el arranque del segundo tiempo una pared exquisita entre Cambón y Potente terminó con penal sobre “Patota” que Enzo Ferrero cambió por el tercer gol. Enrique Wolff, también de penal, descontó para el “millonario” tras el cuarto gol boquense, y el telón bajó reluciente con aquel quinto gol de lujo. El sol había salido para Boca y para Carlos María García Cambón.

Quedaba aún el enojo del padre del goleador a la salida del vestuario, porque los hinchas genuinos deben ser así: una familia identificada con River veía cómo su hijo pródigo ya estaba en las banderas y corazones boquenses que aplaudieron a una formación que se decía de memoria: Rubén Sánchez; Vicente Pernía, Roberto Mouzo, Roberto Rogel y Alberto Tarantini; Jorge “Chino” Benítez, Marcelo Trobbiani y Osvaldo Potente; Ramón Ponce, García Cambón y Enzo Ferrero.

Ese equipo que solía dar un concierto de toques y que supo construir goleadas memorables (6-0 a San Lorenzo en Boedo, con dos goles del “9”), no pudo salir campeón por distintos motivos, entre ellos la falta de marca y esfuerzo en las finales, pero García Cambón sí dio dos vueltas olímpicas de la mano del DT Juan Carlos Lorenzo en 1976, con el sólido campeón del torneo Metropolitano y del Campeonato Nacional.

Con información de Télam

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