Estos cinco equipos han tenido un comienzo de pesadilla

Nos sumergiremos en el territorio de sospechas de terremoto para equipos que deben cambiar antes de sufrir el colapso.

Llevamos dos semanas de comenzada la temporada regular de la NBA y si bien todavía es muy temprano para sacar conclusiones, podemos meternos en terreno de hipótesis. Los primeros juegos trajeron consigo una primera radiografía de las franquicias, un anticipo de lo que pueden ser, o no, en este curso 2023-24.

Algunas cosas se han visto muy bien y otras no tanto. Justamente, nos sumergiremos en este segundo orden: el territorio de sospechas de terremoto para equipos que deben cambiar antes de sufrir el colapso.

Bienvenidos, entonces, a las cinco franquicias de pesadilla en el inicio de la temporada de la NBA.

Sin más preámbulo, pasen y vean.

Memphis Grizzlies

Si tuviese que elegir un único equipo-pesadilla en este arranque de temporada, serían los Grizzlies. Con materia prima para pelear cosas importantes, perdieron seis partidos en fila (el máximo desde 2002-03 cuando arrancaron con 0-13) y recién pudieron recuperarse ante los débiles Blazers el domingo por la noche.

Ha sido positiva la llegada de Marcus Smart al conjunto de Taylor Jenkins, pero sin Ja Morant -ausente por suspensión los primeros 25 partidos-, la ofensiva de Memphis luce escalofriante: lucen en el puesto 28 en eficiencia en ataque por delante solo de New York y Portland. La defensa, para colmo, tampoco es un lujo: permiten 110.3 puntos cada cien posesiones y figuran en el puesto 18.

Desmond Bane ha sacado la cara por los suyos, pero su esfuerzo es insuficiente. Y Jaren Jackson Jr., sin Steve Adams fuera por lesión por toda la temporada, no es lo mismo. ¿A quién extrañan? En parte, a Dillon Brooks, hoy a gran nivel en los Houston Rockets.

El regreso de Santi Aldama sirve para reforzar la pintura al igual que la firma de Bismack Biyombo. Veremos si esta victoria ante Portland es un despegue o solo una bocanada de aliento antes de descender a lo profundo de las posiciones en la Conferencia Oeste.

Miami Heat

Le ganaron a los Pistons, pero luego cayeron, de manera consecutiva, ante los Celtics, los Timberwolves, los Bucks y los Nets. Se recuperaron ante los Wizards, pero este comienzo 2-4 es desesperanzador considerando todo lo bueno que habían hecho en los playoffs pasados.

Por ahora, se nota la salida de Max Strus y Gabe Vincent en el perímetro. El comienzo de Kyle Lowry está debajo de lo esperado y falta compañía seria a Bam Adebayo en la pintura. Sí, lo de Tyler Herro y Jimmy Butler ha sido aceptable, pero con eso solo no alcanza. El novato Jaime Jaquez Jr. aún tiene que engranar más y Luka Jovic no parece tener la confianza plena aún de parte de Erik Spoelstra. Lo cierto es que el Heat luce en la decimosexta posición en eficiencia defensiva y decimonovena en ofensiva, muy por debajo de un equipo que pretende jugar playoffs a futuro.

Falta muchísimo, pero no me sorprendería que Pat Riley y Spoelstra estén ya pensando un potencial movimiento para mejorar al equipo luego de la desazón profunda de ver a Damian Lillard partir a Milwaukee Bucks.

Phoenix Suns

Daremos el beneficio de la duda porque Bradley Beal no jugó aún un minuto de serie regular y Devin Booker ha estado más fuera que dentro de la cancha. Pero esta versión de los Suns, con Kevin Durant en modo superhéroe responsable, solo puede conducir a un lugar: la desilusión. Han ganado tres partidos de siete jugados y aún están lejos de una versión competitiva que permita pensar en algo más que una buena posición en el Oeste.

Eric Gordon y Grayson Allen ayudan a Durant en el perímetro y Jusuf Nurkic aún está intentando cubrir la vacante que dejó DeAndre Ayton. Pero no alcanza. Frank Vogel sabe que, para competir, es imposible vivir en la medianía de la eficiencia ofensiva. Lo que ocurre con estos Suns es que pasadas dos semanas aún están lejos de la fluidez: es un grupo de baile que no tiene movimientos coordinados y que espera resolver impurezas a la brevedad. Por ahora, es mucho más un deseo que un trabajo en curso.

Tiempo. Quizás sea esto lo que necesite Phoenix para seguir trabajando la química en el laboratorio, pero por ahora los resultados en cancha se parecen mucho más a una pesadilla que a un sueño esperanzador.

Chicago Bulls

Peor que hacerlo bien o mal, es no saber para qué está uno en un lugar. Eso es lo que ocurre con estos Bulls, que siguen en modo crucero hacia la intrascendencia infinita. Defienden pésimo (22° en eficiencia defensiva) y atacan aún peor (27° en eficiencia ofensiva). Ganaron dos de siete partidos y sus jugadores insignia, caso Zach Lavine, DeMar DeRozan y Nikola Vucevic, han sufrido en los últimos tiempos un descenso lamentable en su imagen de marca. Más allá de producciones positivas aisladas, ya todos sabemos que si una cosa falta en Chicago es liderazgo.

No hace falta remontarnos a la época dorada de Michael Jordan y Scottie Pippen… ¿Dónde quedaron aquellos años de explosión de Derrick Rose? Lejos. Quizás demasiado. La tristeza de no saber si podrán volver a contar algún día con Lonzo Ball, y los intentos en vano de Billy Donovan de conformar un equipo por encima de las individualidades, nos hace pensar que esta temporada será muy tormentosa en la ciudad de los vientos.

¿Por qué razones deberíamos ver a los Bulls en 2023-24? ¿No saben? Bueno, yo tampoco.

Milwaukee Bucks

¿Los Bucks una pesadilla? ¿En serio? Esta situación puede cambiar pronto y ser un mal sueño pasajero, pero lo cierto es que Milwaukee no está jugando nada bien. Han ganado tres de cinco partidos, pero todavía lloran a mares la salida de Jrue Holiday en el perímetro. Siguen en la búsqueda de acomodar a Damian Lillard en modo estrella, pero una cosa es el ataque y la otra es la defensa. Los Bucks están décimos en eficiencia ofensiva (111.1 puntos cada cien posesiones) pero ¡27° en eficiencia defensiva! (permiten 115.2 puntos cada cien posesiones).

La salida de Holiday cambia por completo el mapa del juego sin balón de este equipo. Y también la inexplicable salida de Mike Budenholzer que provocó la llegada de Adrian Griffin al banco de suplentes. Considero que los Bucks van a mejorar con el correr de los partidos, pero hoy lucen toscos, predecibles e individualistas. No se trata de que Giannis Antetokounmpo se ponga la capa de superhéroe o que llegue el Dame Time para inclinar la balanza: tienen que crecer como estructura. Más pases en ofensiva, mejores rotaciones atrás, y volver a recuperar buenas sensaciones.

Están muy lejos del equipo que ganó el campeonato en 2021. Ah, y se sigue buscando el paradero de Khris Middleton, quien firmó un contrato multimillonario y supo ser, hace no tanto tiempo, una estrella de la NBA.

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