FUTBOL – Carbonari y la noche soñada de Central ante Mineiro, el gran recuerdo de este duelo de Libertadores

Noche de verano. 45 mil hinchas de Rosario Central explotan el Gigante de Arroyito. El Canalla recibía en la final de la Conmebol 1995 a Atlético Mineiro. En Brasil, los locales habían goleado 4 a 0. Eso no importaba, había ilusión en revertir el resultado. Y así se hizo. Horacio “Petaco” Corbonari fue el héroe. Es imposible no recordarlo, a casi 29 años de aquella hazaña, cuando estos equipos vuelven a verse las caras, ahora por la Copa CONMEBOL Libertadores, este el martes 7 de mayo a las 19, en vivo por Star+ (Solo para Sudamérica).

La gran figura de aquella noche mágica rosarina fue Carbonari. Convirtió 2 de los 4 goles con los que Rosario Central igualó el resultado global, obligó a los tiros desde el punto penal y se consagró campeón. Hoy, todo eso es parte de una historia que no podría haber sido de otra forma. Entonces, parecía imposible.

La noche soñada de Central, en Arroyito y ante Mineiro

La primera final había sido un duro golpe para Central. “Fue una noche brava, los veíamos pasar a los brasileños”, recuerda Horacio Carbonari sobre el partido en Brasil. El vestuario era una tumba, sin embargo algo se agitaba entre los jugadores. “Post 4 a 0 no había ánimos. Pero queríamos jugar al otro día la revancha”, recuerda.

Una semana después, Don Ángel Zof, el técnico de Central, tuvo una gran idea en la última práctica previa a revancha. Decidió hacer fútbol ante juveniles. La idea era simple y se plasmó en el campo. En aquel entrenamiento los titulares metieron 10 u 11 goles. Eso los llenó de confianza.

Cuando comenzó el partido en Rosario todos en Central sentían que podían ganar. Sentían el apoyo y veían que los brasileños ya no estaban tan confiados.

Los futbolistas de Mineiro estaban sorprendidos cuando vieron esa multitud ilusionada en Rosario. Esa hinchada fiel que este martes no podrá estar en el duelo de la Libertadores por la sanción que impuso CONMEBOL. “¿No les avisaron que perdieron 4 a 0 ya?”, mencionó un jugador visitante cuando comenzó el partido.

A los 22 minutos, Rubén Polillita da Silva metió el 1 a 0 para Central. Comenzaba el sueño. A los 37, Central tuvo un tiro libre. Muy lejos pero no imposible para Carbonari. Antes del partido, Zof le había dado instrucciones: “En el primer tiro libre que tengas andá a patear vos y apuntale a alguno de la barrera bien fuerte. Ese después se va a acordar cuando te vuelva a ver”. Eso intentó Petaco pero la pelota pasó la barrera y fue al arco, se le escapó a Taffarel, el arquero del Mineir, y se metió en el arco. “Se lo come Taffarel”, asegura Carbonari.

A los 40 minutos, Cardetti convirtió el 3 a 0 con el que se irían a los vestuarios. En ese entretiempo Roberto Bonano, el aquero de Central, reclamó: “Por favor, cuidemos la defensa porque cualquier gol que nos conviertan será definitivo”. En eso pensaba Carbonari, ya algo agotado por la tensión de la final.

Los calambres y el histórico gol de Carbonari para Central

“Yo estaba fusilado, no daba más”, confiesa Carbonari. En el segundo tiempo había pasado casi completo y la épica se demoraba. El cuarto gol no caía, el cansancio de los jugadores de Central era evidente.

En el minuto 89 llegó un nuevo tiro de esquina para Central. “En la jugada previa le digo a (Omar) Palma: ‘Negro no doy más, no sé si llego al centro’ y me responde: ‘Andá. Andá al área’”, recuerda Carbonari.

Esa jugada es histórica. En Rosario la cuentan en presente.

Central juega el corner corto, abre la pelota, hay una doble jugada y Palma tira el centro desde la izquierda. Carbonari esperaba en el segundo palo pero se desmarca y cabecea solo casi desde el punto de penal, de pique al suelo, al palo derecho de Taffarel que se estira pero no llega. Gol, 4-0 y hazaña.

“Y ahí me fui al alambrado. Si no me acalambro sigo subiendo”, dice Carbonari. El defensor salió descontrolado a festejar con los hinchas. Subió el alambrado y solo se detuvo por un motivo: “Me acalambré subiendo. Por eso me quedé un rato ahí arriba. Pero el calambre en el gemelo en ese momento pasó a cuarto grado, ni siquiera a segundo. La alegría que tenía ahí… la verdad que estaba loco”, agrega.

Carbonari y Central se consagraron en los penales ante Mineiro

Ese gol llevó la final a los penales. Lo más difícil estaba hecho. Dar vuelta el 0-4. Pero faltaba un poquitito más para que la alegría de Central y de Carbonari fuera completa. “En el momento de los penales nos juntamos y dijimos: ‘Dimos vuelta el partido, no se nos puede escapar ahora. Hay que hacer lo que sea, no se nos puede escapar”, recuerda el héroe de esa noche.

Doriva y Leandro fallaron sus disparos para Mineiro. Palma y Pobersnik convirtieron para Central. Cuando llegó el turno de Carbonari, el Petaco, fiel a su historia, remató fuerte y al medio, Taffarel se tiró a su derecha y la vio pasar. El festejo se demoró cuando Cristian Colusso erró su tiro. Hubo que esperar a que Da Silva sentenciara la victoria.

La premiación casi no se vio. Las medallas las entregaron en el vestuario. La invasión de hinchas estropeó el protocolo. No era una noche para la burocracia. Central, con Carbonari como héroe, había hecho historia ante Mineiro. De fondo, Pablo Sánchez y Eduardo Coudet cumplian su promesa, pasar la noche sentados en la mitad de la cancha, sin dormir. Allí nació un nuevo cuento de Roberto Fontanarrosa: Plegarias a Virgen.

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