Jrue Holiday y un partido que nunca imaginó: venció con Boston Celtics a Milwaukee Bucks

Se frotó las manos. Saludó afectuosamente a cada uno de sus rivales y se preparó para un partido más. Uno que, justamente, no era un partido más para él. Jrue Holiday estaba listo para enfrentarse por primera vez a Milwaukee Bucks desde su salida del equipo en el que jugó tres temporadas y se consagró campeón en la 2020-2021.

Jrue, vestido con el uniforme negro de Boston Celtics, recibió un último aliento justo antes del salto inicial. Giannis Antetokounmpo lo palmeó cariñosamente con esa mano derecha gigante en la que la pelota parece una mandarina. Ya se habían visto más temprano, en el vestuario visitante del TD Garden al que Holiday entró para darles la bienvenida a su nueva casa a sus excompañeros. Los amigos, que antes mandaban a sus hijos a la misma escuela, se sonrieron y empezó un partido que Holiday pensó, hasta hace un par de meses, que nunca iba a jugar. No era un partido más.

“No”, había contestado Jrue por la mañana cuando le preguntaron si guardaba rencor hacia los Bucks por el traspaso. Aunque agregó: “Una advertencia hubiera sido genial”. De cualquier modo, ya dio vuelta la página y dejó atrás la ciudad que siempre tendrá “un pedazo de su corazón”.

Fue solo un partido. Y fue mucho más que un partido. El duelo entre los dos máximos candidatos en la Conferencia Este de la NBA, Boston Celtics y Milwaukee Bucks, estuvo a la altura de las expectativas. Hubo ambiente de playoffs en el decimoquinto juego de la temporada regular. El triunfo del dueño de casa por 119-113 fue más ajustado en el resultado que lo que había indicado el desarrollo del juego durante 45 de los 48 minutos.

El comienzo arrollador de los Celtics con un parcial de 10-0 marcó la huella del encuentro. Un Jaylen Brown todopoderoso en ataque se ganó los primeros aplausos y ovaciones. Los focos siempre iluminan a los jugadores que brillan en la ofensiva, pero algo tan o más importante ocurría del otro lado de la cancha: Holiday era el encargado principal de defender a Giannis y dirigía un perfecto sistema de rotaciones para evitar que el griego tuviera facilidades para ir hacia el canasto. La diferencia de altura le importó poco al perimetral de los Celtics para emparejarse con su amigo. Jrue reafirmó una creencia: puede defender a cualquiera.

En ese quinteto inicial de los Celtics que ya se afianzó con Holiday, Derrick White, Jayson Tatum, Brown y Kristaps Porzingis, todos defienden, todos se comprometen, todos rebotean. Boston, a pesar de jugar con el letón como único interno, es el equipo que toma más rebotes defensivos en la NBA con 36.9 por partido.

El plan de juego de Joe Mazzulla fue claro: incomodar a Damian Lillard y Giannis, asegurar el rebote y correr para luego tener a Tatum, Brown y Porzingis como las principales vías de anotación. De hecho, este trío de los Celtics ya se combinó para 996 puntos en la temporada y se ubicó cuarto en la lista de máximos anotadores de la historia del equipo para los primeros 15 partidos de una campaña detrás de tres formados por glorias de Boston en la década de 1980, siempre con Larry Bird como uno de sus integrantes.

Los Bucks se enredaron en la telaraña defensiva de Boston y sufrieron el partido. ¿Quién fue el líder de esa fortaleza de los Celtics? Holiday, con White como ladero. Antetokounmpo tuvo su peor noche en tiros de campo de la temporada: 35% (7 de 20) y convirtió apenas 2 de 7 cuando lo defendió su excompañero. Recordemos que Giannis mide 15 centímetros más que Jrue.

Solo la vergüenza deportiva y el talento de Lillard en el último cuarto, más el aporte durante todo el juego de Brook López, redujeron la diferencia que llegó a ser de 21 y le dieron a los últimos minutos del encuentro una incertidumbre que no había tenido. De todos modos, la victoria de los Celtics no estuvo en riesgo.

Sonó la bocina del final. Jrue se abrazó afectuosamente con cada integrante del plantel de los Bucks. La amistad que construyeron durante tres años no se rompió por jugar en equipos diferentes. La mudanza y la distancia solo los separó físicamente. El cariño está intacto. El 11 de enero se volverán a encontrar en Milwaukee. Pasó un partido más. Para Holiday fue mucho más que un partido más.

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