Lakers vs. Celtics, la gran rivalidad de la NBA, siempre en juego

El enfrentamiento más importante de la historia de la liga tendrá su tercer duelo en la jornada de Navidad, luego de los de 1970 y 2008.


Esa imagen de la volcada de James Worthy en la cara de Robert Parish, yo la veía toda verde. En el inicio de la década de 1990, cuando Lakers vs. Celtics fue el juego furor de los que amamos el básquetbol, los monitores de las computadoras personales eran de un solo color: ámbar, en la mayoría de los casos, o verde, en mi casa. Volver de la escuela era, para mí, una invitación a prender esa XT sin turbo para pasar un largo rato con el entretenimiento que me abrió la puerta al mundo de la NBA.

Todavía Adrián Paenza no había adquirido los derechos para mostrar los partidos y las mejores jugadas de la NBA en la televisión argentina. El juego, entonces, era lo más cercano a conocer los movimientos más característicos de los jugadores, algo de su fisonomía y el número de camiseta que usaban.

Si mi hermano usaba el juego, elegía, entre los ocho equipos posibles, a los Boston Celtics de Larry Bird, Kevin McHale y Parish. En cambio, si jugaba yo, lo hacía con Los Angeles Lakers, en los que se destacaban Magic Johnson, Kareem Abdul-Jabbar y Worthy. Las otras opciones eran New York Knicks, Detroit Pistons o Chicago Bulls, de la Conferencia Este, y Phoenix Suns, Utah Jazz o Seattle Supersonics, del Oeste.

Para quienes no lo disfrutaron, imaginen la velocidad del juego y la definición de los gráficos. Así todo, el ‘sky hook’ de Kareem, las asistencias de Magic, la efectividad de Bird y la capacidad rebotera de McHale eran absolutamente distinguibles.

Muchas veces, yo jugaba solo contra la máquina en esas apasionantes series de playoffs virtuales. Lo mismo hacía mi hermano. Pero cuando nos enfrentábamos, la rivalidad de Lakers contra Celtics nos impregnaba. Nos zambullíamos en ese universo. En esa habitación de dos metros por dos metros del barrio de Balvanera, en Buenos Aires, se vivían los partidos con el mismo fervor que en el Fórum de Inglewood o en el Boston Garden.

Para nosotros, uno sentado al lado del otro, compartiendo el teclado con alguna discusión por ver a quién le tocaban los comandos más hostiles, nació una rivalidad lúdica. La de la NBA había comenzado mucho antes.

El dominio de los Celtics en la década del ’60

Entre el 4 y el 9 de abril de 1959, Boston Celtics barrió 4-0 a Minneapolis Lakers en la serie final de la NBA. Aquel fue el primero de doce duelos por el título entre estos dos equipos que construirían la rivalidad más legendaria del deporte en los Estados Unidos.

La presencia intimidante de Bill Russell sumada a la habilidad y las asistencias de Bob Cousy en los Celtics contra la fuerza y atleticismo de Elgin Baylor en los Lakers. Esa semilla plantada en el epílogo de los ’50 creció y mostró frondosas hojas verdes en la década siguiente. La hegemonía de Boston en los ’60 fue absoluta: ganó ocho títulos consecutivos y nueve de los diez entre 1960 y 1969. Y seis de ellos fueron ante el equipo que ya se había instalado en Los Angeles: 1962, 1963, 195, 1966, 1968 y 1969.

A diferencia del primer cruce en las Finales, ya en los ’60 los Lakers contaban con Jerry West, un jugador excelso y polifuncional: anotaba, tomaba rebotes, asistía y daba todo por el equipo. Sin embargo, los Celtics dirigidos por el mítico Red Auerbach resultaban invencibles.

En 1963 Boston había incorporado al incansable John Havlicek para formar un trío supremo. Wilt Chamberlain llegó a Los Angeles recién en 1968 y estuvo solo en la última serie final de la década, la más recordada. En el séptimo partido, en un Fórum decorado con globos preparados para la celebración de los Lakers, West tuvo una noche épica con 42 puntos, 13 rebotes y 12 asistencias con la que fue reconocido con el primer premio a un MVP de las Finales. Ni así pudieron.

El histórico tiro convertido por Don Nelson en el que la pelota rebotó en el aro, se elevó y cayó para atravesar la red fue la daga que sentenció el choque a favor de los Celtics y frustró, una vez más, a los Lakers. West confesó, años después: “parecía que no íbamos a poder ganarles nunca”. De hecho, no pudo. También pensó que nunca lograría ser campeón tras esa derrota. El consuelo llegó en 1972 contra New York Knicks, rival contra el que los Lakers habían caído en la serie decisiva de 1970.

Magic contra Bird, la rivalidad cumbre

Tras un impasse de enfrentamientos en las series finales de la década del ’70, los duelos entre Magic Johnson y Larry Bird no solo reavivaron la llama de los choques entre Lakers y Celtics sino que provocaron la resurrección de la NBA.

La rivalidad entre Earvin y Larry había comenzado en el básquetbol universitario y llegó a su pico previo al salto de ambos a la NBA en la final de la NCAA de 1979, en la que Michigan State, con Johnson como líder, venció 75-64 a Indiana State, con Bird como estrella.

Las diferencias entre ellos alimentaban la enemistad: el afroamericano simpático que representaba a la ciudad del show contra el blanco serio que cumplía a la perfección con el perfil bostoniano.

En las primeras cuatro temporadas que compartieron en la liga, Magic y Larry no se vieron las caras en serie final. En ese trayecto, los Lakers ganaron dos anillos, en 1980 con Johnson como MVP de las Finales en su campaña de rookie y en 1982, ambas contra Philadelphia 76ers, rival contra el que perderían en 1983. Por su parte, los Celtics se consagraron en 1981 ante Houston Rockets.

Entre 1984 y 1987 se cruzaron en tres de las cuatro definiciones en busca del trofeo Larry O’Brien.

El anillo y el premio al mejor del primer duelo se los llevó Bird, quien promedió 27.4 puntos, 14.0 rebotes y 3.6 asistencias en las Finales. Los Celtics, en los que Parish, McHale y Dennis Johnson también eran fundamentales, se impusieron en siete partidos a los Lakers de Johnson, Kareem y Worthy. El calor en la cancha y el fervor en las tribunas del Garden, sufridos por los Lakers, entraron en el anecdotario de la historia de la liga.

La revancha fue inmediata: en 1985 el equipo de Pat Riley ganaría en seis partidos, con Abdul-Jabbar como MVP. La balanza se había equilibrado.

La relación entre las dos grandes estrellas de la liga era tensa en la cancha y nula fuera de ella. Ese deseo de vencer a su más férreo oponente hizo que la NBA creciera en difusión, no solo en Estados Unidos. Había comenzado la expansión internacional.

En 1986, a partir de la grabación de un comercial de la marca de zapatillas que usaban ambos, el vínculo cambió. Tanto Bird como Johnson primero se negaron a hacerlo, luego aceptaron pero si podían elegir el lugar y, por último, Magic cedió. La locación elegida por el alero de los Celtics fue French Lik, el pequeño pueblo de Indiana en el que nació y creció Larry. Las charlas durante la filmación los acercaron y la comida que les preparó la madre de Bird los unió.

Ya como amigos, volvieron a enfrentarse en las Finales de 1987. Allí el gran protagonista fue Magic, elegido MVP con promedios de 26.2 puntos, 8.0 rebotes y 13.0 asistencias. El ‘baby hook’ con el que Johnson sentenció el cuarto partido en el Garden y encaminó la serie en favor de los Lakers está en la memoria de todos los que alguna vez lo vieron, ya sea en la cancha, por televisión o en algún video en internet.

Magic y Larry se enfrentaron 37 veces, con 22 victorias para Johnson y 15 para Bird y tuvieron más duelos en playoffs (19) que en temporada regular. Si bien el de los Lakers obtuvo cinco anillos y el de los Celtics se adueñó de tres, las Finales más recordadas son las que los tuvieron cara a cara.

Dos series finales en el siglo XXI y el último duelo de Navidad

Después de los ’90, en los que el dominio de los Bulls de Michael Jordan fue avasallante, y de los inicios de los 2000, en los que los Lakers ganaron tres títulos con Kobe Bryant y Shaquille O’Neal como pareja estelar, a fines de la primera década del siglo XXI volvieron a encontrarse los históricos rivales en un par de duelos por la gloria máxima.

En 2008 se impusieron los Celtics 4-2, con Paul Pierce como MVP y Kevin Garnett y Ray Allen, los otros miembros del Big Three, en gran nivel. Además, el desparpajo de Rajon Rondo en la conducción fue determinante. Kobe era la gran estrella de los Lakers y Pau Gasol, su compañero más confiable.

La temporada siguiente no los puso frente a frente en las Finales, pero sí en Navidad después de 38 años y por segunda vez en la historia tras el éxito de los Lakers en 1970. La victoria de los angelinos por 92-83 en 2008, con 27 puntos de Kobe, cortó una racha de 19 triunfos seguidos de los Celtics y, además, fue la número 1.000 de Phil Jackson como entrenador.

Las Finales de 2010 quedaron en manos de los Lakers en siete partidos, luego de que los Celtics estuvieran al frente 3-2. Kobe fue el MVP con 28.6 puntos, 8.0 rebotes y 3.9 asistencias por partido.

Ya pasaron 13 años desde aquellas Finales y solo los vimos cara a cara en los dos juegos de serie regular de cada temporada.

El duelo en la jornada de Navidad, con LeBron James y Anthony Davis por un lado y Jayson Tatum y Jaylen Brown por el otro, es una invitación a soñar con que pronto podamos disfrutar de que se vuelva a poner en juego el trofeo de campeón entre los equipos que más títulos ganaron en la historia de la liga.

Bienvenidos a Lakers vs. Celtics, la gran rivalidad de la NBA, siempre en juego.

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