Mundial de fútbol Femenino: se despide la generación que lo cambió todo

La Selección Argentina de fútbol femenino no logró superar la fase de grupos y se despidió del Mundial de Australia y Nueva Zelanda luego de perder 2 – 0 frente a Suecia. Más allá del esfuerzo de las jugadoras y el cuerpo técnico, encabezado por Germán Portanova, Argentina no logró el objetivo que se había planteado de ganar su primer partido en una Copa del Mundo. Sin embargo, lo que a primera vista puede parecer una derrota o un fracaso deportivo, es en realidad el último capítulo de una historia de sacrificio, amor por la camiseta y lucha colectiva, y al mismo tiempo el inicio de un futuro lleno de oportunidades.

Banini: “me gustaría que dejemos la discriminación de lado y los prejuicios”

Ya antes de arrancar la competencia, Estefania Banini, de 33 años, una de las figuras y referentes del equipo, había anticipado que luego del Mundial llegaría su retiro. El partido contra Suecia fue además el último de su carrera con la camiseta celeste y blanca: “Fue un partido difícil contra una gran potencia. Queríamos ganar y pasar, pero estamos mostrando el camino. Ahora queda una generación por delante que va defender la camiseta”, expresó emocionada la mendocina y agregó: “Me gustaría que crezcamos como sociedad, que aceptemos y dejemos la discriminación de lado y los prejuicios”.

Las futbolistas con más experiencia del plantel durante años lucharon desde adentro por acercarse a la tan deseada equidad y poder competir a nivel internacional en mejores condiciones. Luego del Mundial de Francia, la palabra y el fuerte posicionamiento exigiendo mayor profesionalismo de cara al futuro les costó a Banini, quien era entonces la Capitana,  Ruth Bravo y a Belén Potassa, ser expulsadas del equipo nacional justo antes de los Juegos Panamericanos de Lima. La cordobesa Florencia Bonsegundo, por su parte, decidió darse de baja del torneo en solidaridad con sus compañeras. La mayoría de ese plantel de jugadoras sentía la necesidad de un cambio en el cuerpo técnico, ya que Carlos Borrello estuvo a cargo más de dos décadas y las expectativas en ese período habían cambiado. “Queremos personas capacitadas con experiencia suficiente para aprender de ellos y no que nos digan ‘nos defendemos porque no me quiero comer 11 de nuevo’ antes de salir a jugar”, manifestó Banini en ese momento.

Según Gabriela Previtera, periodista deportiva de la TV Pública quien tuvo el honor de relatar el Campo de Juego durante el Torneo, este grupo logró, a costa de mucha perseverancia y sacrificio, ser escuchado: “Hubo muchos avances principalmente porque se escuchó a las jugadoras cuando terminó Francia 2019, con Banini a la cabeza, pidiendo un cambio de proyecto, un cambio de cuerpo técnico, un cambio de herramientas para que las futbolistas pudieran crecer y avanzar”. El paso consecutivo fue la incorporación del DT Germán Portanova en 2021 que, a pesar de no haber completado un proceso entero de 4 años de trabajo previo, generó un cambio notorio en el estilo de juego y en la consolidación de una identidad deportiva.

“Hoy la selección es fruto de la lucha de esas jugadoras que tuvieron que renunciar a vestir la camiseta y a representarla en lo más alto. Todavía nos falta mucho más, falta más equidad real por parte de los clubes, falta una mejora en los torneos femeninos locales”. señala Previtera. Y agrega: “Me parece que estamos en una situación mucho mejor que las anteriores pero todavía falta un proyecto económico que acompañe. Lo deportivo no depende solamente de un proyecto del gobierno de turno, de la AFA o de YPF. Todavía estamos lejos de las potencias como Suecia, Alemania, Estados Unidos, donde las jugadoras solo se dedican a entrenar y a jugar al fútbol”.

Bonsegundo: “Ojalá las futuras generaciones crezcan pensando solo en jugar al fútbol”

Pero la 22 no es la única que se alejará del seleccionado albiceleste. Junto a ella se despiden también de los mundiales la arquera y capitana Vanina Correa, que con 39 años participó de su cuarta Copa del Mundo y es una de las grandes referentes del conjunto nacional; y Florencia Bonsegundo, quien además sufrió en el partido ante Suecia una rotura del ligamento cruzado de la rodilla izquierda por la que deberá ser operada y tendrá entre seis y ocho meses de recuperación.

En un posteo en su perfil de Instagram la mediocampista dio a conocer su decisión: “Se fue el último, pasaron ya casi 14 años de mi debut con la Selección y no puedo estar más orgullosa de haber vestido tanto tiempo la celeste y blanca. Hoy volvemos a demostrar que seguimos detrás de potencias, que aún falta mucho trabajo. Trabajo personal de cada jugadora, trabajo dirigencial, trabajo social, trabajo en los clubes y federación, trabajo grupal”. Y luego Bonse agregó: “No vamos a mentirnos, el fútbol femenino sí que ha crecido, pero el resto creció el doble y seguimos detrás. Seguimos lamentando algo que a este ritmo va seguir costando alcanzar de verdad. Hemos dejado la vara alta. Alta de luchar contra todos, alta de pedir respeto e igualdad, alta de pedir ayuda y ser ignoradas. Ojalá las futuras generaciones crezcan pensando en solo jugar al fútbol”.

Romina Sacher, periodista deportiva de Tv Pública que viajó a Nueva Zelanda y Australia para cubrir el camino de la Selección, entiende que esta generación de jugadores deja una base sólida sobre la cual construir y una identidad de juego que hay que robustecer.  “Argentina tiene una historia muy joven en mundiales y en el fútbol profesional, que todavía no lo es del todo. Lo que estas jugadoras pueden dejarle a la generación que viene es la enseñanza de saber que hay que trabajar muchísimo para poder conseguir un objetivo, que los resultados no son casualidad”, admite la relatora. En ese sentido, reconoce la importancia del factor económico: “Para eso es vital que la jugadora solo se preocupe por jugar al fútbol y no tengan que obligarlas a tener que resolver cuestiones que son ajenas al deporte. Me parece que esta selección hizo eso por las próximas generaciones, puso el cuerpo para que las que vengan no tengan que volver a sufrir las mismas resistencias y puedan dedicarse directamente a jugar a la pelota”.

Marta: “Para mí es el final de la línea, para ellas solo es el comienzo”

Otra de las estrellas internacionales que dijo “Adeus” en Nueva Zelanda fue la brasilera Marta, el nombre propio y la jugadora más grande de la historia del fútbol femenino. Tras la eliminación del equipo carioca, a los 37 años, Marta Vieira da Silva se retiró de la Selección y cerró de esta manera una carrera épica: jugó seis Mundiales, es la máxima goleadora en la historia de estas competencias con 17 goles, y se quedó seis veces con el premio de la FIFA como mejor jugadora del mundo . “Aquí acaba Marta, estoy agradecida por la oportunidad que tuve y muy contenta con todo lo que ha ido pasando con el fútbol femenino en Brasil y en el mundo. Para mí es el final de la línea, para ellas solo es el comienzo”, dijo después del partido. Ella tampoco pudo alcanzar su gran cuenta pendiente, que era levantar la Copa, pero se convirtió en un pilar porque, entre otras cosas, consiguió en 2020 que la selección brasileña de fútbol femenino recibiera el mismo salario que sus homólogos masculinos.

Generalmente en competencias deportivas del calibre de un Mundial lo que más suele destacar y compartirse son los videos y fotos de golazos, atajadas, o jugadas milimétricas que uno recuerda de memoria para toda la vida. Pero cuando se trata del fútbol femenino y de las historias de vida de estas mujeres que superaron miles de obstáculos para llegar a ocupar un lugar en una cancha, es la palabra y la experiencia la que vale más que cualquier gol de rabona.  

La periodista Romina Sacher indica que es un mundial diferente porque será la despedida de muchas referentes ”que tienen una voz muy importante dentro del mundo de fútbol femenino, dentro de la cancha, pero que obviamente van a seguir dejando una marca y un legado para la futuras generaciones porque gracias a lo que ellas consiguieron, lo que ellas lucharon, es que hoy las condiciones han cambiado”.

Una reflexión sin filtro de Marta, en una conferencia de prensa, fue la que movió todo el piso y resonó fuerte, por su grado de verdad y sensibilidad, en miles de mujeres a lo largo y ancho del planeta. Sin dudas va a quedar entre los momentos más destacados de la historia del fútbol femenino: “¿Saben qué es lo bueno? Cuando comencé no había una ídola femenina. Ustedes no mostraban fútbol femenino, ¿cómo iba yo a entender que llegaría a la Selección y convertirme en referencia? Ahora salgo a la calle y la gente me para, los padres me dicen ‘mi hija te adora, quiere ser igual a vos. Y no es solo con Marta, es con otras atletas también. Hoy las personas tenemos nuestras propias referencias. Nada de eso hubiera sucedido si nos hubiéramos detenido en los primeros obstáculos. Entonces es una persistencia continua que no comenzó solo conmigo, sino con muchas otras mujeres de entonces, pero estamos muy orgullosas”.

En la misma línea Mónica Santino, exjugadora de All Boys y entrenadora principal de La Nuestra, definió a esta Copa, junto con la de Francia, como una bisagra deportivamente hablando, porque se juega cada vez mejor, pero sobre todo políticamente por los reclamos de ‘igual juego igual salario” que comenzaron en 2019 y se repitieron en este certamen: “Eso habla a las claras del compromiso político que muchas jugadoras tienen con respecto al crecimiento del fútbol femenino. Luego las declaraciones de Marta, la estrella brasileña, hablando de la importancia de las referencias y que ella creció en un fútbol sin referentes mujeres: me parece que marca también un antes y un después”.

Previtera, destaca que el Mundial mostró avances significativos y un fuerte crecimiento con respecto a los anteriores porque es la primera vez en la historia que hay 32 federaciones, que hay 32 selecciones: “Hay muchos países que se sumaron a poner en marcha un proyecto serio de fútbol femenino, o por lo menos con proyección a futuro”. Otro elemento paradigmático es la mayor visibilidad a través de todas las plataformas audiovisuales y la presencia de grandes medios internacionales por lo que “la información está llegando a más chicas, nenas y mujeres que quieran jugar para que entiendan que hay un lugar que las pueda recibir”.

Además para 2023 la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) decidió por primera vez en la historia que se les pagaría al menos US$30.000 a cada una de las jugadoras que participan, cifra que va aumentando según las etapas alcanzadas. Pero incluso bajo esta decisión, a priori positiva, se esconde una profunda inequidad y brecha de género: para quienes salgan campeonas habrá  alrededor de 270 mil dólares por cabeza, cifra que dista enormemente de los casi 440 millones de dólares que se llevó el equipo Campeón del Mundial en Qatar 2022.  No solo eso sino que además, a días del anuncio, Gianni Infantino advirtió que el dinero no iría a las jugadoras, sino que serán las propias asociaciones las responsables de efectuar los pagos relevantes a sus jugadoras, enroque que termina perjudicando a varias selecciones, como Colombia o Sudáfrica, que ya han tenido conflictos por premios internacionales.

Megan Rapinoe: “Nosotras también llenamos estadios”

Para Megan Rapinoe, figura indiscutida de Estados Unidos, ganadora de dos mundiales (2015 y 2019) y medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, también será su “last dance”. Semanas antes del inicio de la competencia en una publicación en redes sociales anunció que dejaría de jugar profesionalmente al final de la temporada. “Me siento increíblemente agradecida por haber jugado tanto como he jugado, por haber tenido tanto éxito como he tenido, y por haber sido parte de una generación de jugadoras que indudablemente han dejado este deporte mejor de como lo encontraron”, expresó.

La californiana, además de ser reconocida con premios como el Balón de Oro y la Bota de Oro, se ha convertido en una referencia indiscutida por su lucha  en el marco del movimiento LGBTQIA+, los derechos humanos, y obviamente, la conquista de la igualdad de género dentro y fuera de una cancha. En 2019 se negó a visitar la Casa Blanca durante la presidencia de Donald Trump, y en 2020, luego del asesinato de George Floyd y en el momento más álgido de las protestas contra la violencia institucional en EUA, en 2020, se sumo y militó abiertamente en el movimiento Black Lives Matter. 

Sus palabras en una conferencia en el Congreso de Estados Unidos en el marco del  #EqualPayDay visibilizaron la brecha de género que aún existe en múltiples dimensiones y la lucha de millones de mujeres y disidencias, no solo deportistas, por revertirla: “Me han devaluado, faltado al respecto y desdeñado porque soy una mujer. Al día de hoy, digo cobrando menos que los hombres que hacen el mismo trabajo que yo”, empezó diciendo la jugadora. Y agregó: “La Selección femenina de Estados Unidos ha ganado cuatro campeonatos mundiales y cuatro medallas de oro olímpicas en nombre de nuestro país. Hemos llenado estadios, batimos récords de audiencia y hemos vendido camisetas, todas métricas populares por las que somos juzgadas. Sin embargo, a pesar de todo esto, todavía nos pagan menos que a los hombres por cada trofeo, de los cuales hay muchos, cada victoria, cada empate, cada vez que jugamos. Menos”. Gracias a la militancia de la capitana y su equipo, el seleccionado femenino en 2022 logró conquistar la batalla por la igualdad salarial y la incorporación de seguros por maternidad, paternidad y lesiones.

Un año antes, en diciembre de 2021, había sido la Federación de Fútbol de Suecia (SvFF) la que logró acordar la igualdad salarial entre las selecciones mayores de mujeres y varones y varonil cobren exactamente lo mismo. Asimismo el acuerdo incorporó que la federación deba brindar apoyo económico a las y los jugadores durante la crianza de sus hijos. Cabe aclarar que en el país nórdico el fútbol femenino es profesional desde el año 1998 y todas las jugadoras tienen contrato. 

Mundial 2023: un antes y un después para el fútbol femenino en Argentina

Hay generaciones que no se llevan los laureles, que no levantan trofeos, ni cosechan grandes momentos gratificantes en sus carreras deportivas. Pero el destino les tiene preparado un lugar más trascendental y profundo en la historia completa: el de la generación que cambió todo y abrió las puertas al futuro. “Este equipo deja un camino allanado, una estructura armada que difícilmente se borre. Este proceso ya no se puede ir para atrás – explica Santino  – no tengo dudas que la Selección Argentina en poco tiempo se va a posicionar dentro de ese grupo de potencias que pelean los principales torneos del mundo porque hay muchísimo talento y por el legado que dejan Banini, Bonsegundo, y el resto de estas chicas “.

Somos testigos de la primera selección femenina de fútbol que muchas niñas y adolescentes conocen, que identifican sus caras y gritan sus nombres. Esta es la primera camada de ídolas del Fútbol Femenino a nivel local: “En nuestra generación y las más viejas, no sabíamos siquiera los nombres de las que jugaban en la Selección, no había ahí ningún nexo, no tenías como referencia a otra mujer y me parece que esta generación lo ha logrado. Ha alcanzado el sueño de una cancha llena de mujeres, de niñas,  adolescentes, y familias que siguen a la Selección Argentina”, enuncia la DT de la Villa 31.

La generación de jugadoras que esta semana se despidió del mundial de fútbol es la que puso el cuerpo a una lucha que parecía imposible y conquistó objetivos que a primera vista parecían inalcanzables. Alzar su voz para desafiar al poder le costó a muchas varios años de castigos, estigmatización, y dolor, que aún cargan en sus espaldas. Pero, como no conocen de rendiciones, con mucho trabajo y sacrificio tuvieron su revancha y, por fin, el merecido reconocimiento. Gracias a ellas es que hay un mañana promisorio para miles de infancias que van a poder soñar con vestir la celeste y blanca y levantar la Copa del Mundo.

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